¡Luces, por favor!
Por Miguel Donayre Pinedo
La comunidad autónoma de Cataluña tiene el honor, al menos por las noticias, de ser una de las más xenófobas y racistas en la península ibérica. Cada líder político anida, por lo general, dentro del cuerpo a un xenófobo y racista o viceversa, no importando el color político. Hay un viejo calvo y de lentes, líder de un partido nacionalista que es tremendamente xenófobo, hincha culé a muerte y va de político mesurado; obtiene calificaciones altas de valoración en encuestas en el ámbito español. La candidata de la derecha nacional en Cataluña puso en plena campaña un juego interactivo donde mataban inmigrantes, claro como juego. Es lo que hay en un país en crisis económica, emergen lo peor de cada hueco. En eso, los de derecha e izquierda o nacionalistas catalanes se dan la mano. Un caso clamoroso ha sido que un partido catalán ha forzado la dimisión de una concejala de su propio partido porqué su marido era una persona negra ¿? Sí, llama a la confusión, sobre todo a esta concejala que sabía de que pie cojeaba su propio partido. Pero el caso no termina ahí, ese mismo señor que forzaba dimitir a la concejala acabó dimitiendo porqué él se había casado con otro hombre y su partido no toleraba ese tipo de situaciones. Encima de racistas, xenófobos son homófobos. Tanta miseria humana dentro de un partido, es para decir vámonos. No es una cuestión anecdótica porque este partido en las votaciones en muchos municipios inclina la balanza de los acuerdos. Así anda el mundo, sin claridad.