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Hace aproximadamente 4 años le prometí a Ariana, la sobrina de mi aquel entonces jefa, que cuando cumpla años le regalaré un bonsái y me dijo ¿Por qué? Le respondí entonces diciendo que porque ella como aquel árbol, pequeño, pero muy fuerte al mismo tiempo. En aquel entonces Ariana tenía 11 años. Ahora tiene 15.

Luego de haber estado cerca de 3 años fuera del Perú recibo una invitación de mi ex jefa para ir a su casa y almorzar con ella, su hermana y Ariana. Coordinamos la hora y cerramos el compromiso. Segundos después me vuelve a llamar para decirme, Filiberto, de parte de Ariana ¡Qué no olvides su bonsái!

Han pasado 4 años y Ariana aún lo recuerda. Por supuesto yo no lo he olvidado, es solo que ahora tengo cerca de 3 horas para encontrar un bonsái, guardarlo en una bonita caja e ir a la casa de Ariana con el regalo por el que tanto ha tenido que esperar.

Estoy cruzando los dedos por que el tiempo y el dinero me alcanza. El tiempo porque me dicen que hay una tienda de plantas en el distrito de Surco, luego otra en el distrito de San Juan de Lurigancho. Ir de casa a un distrito y luego a otro, me tomará en el mejor de los casos “2 horas” y el almuerzo es a las 13:00

Este es uno de esos momentos en los que estás dispuesto a ir contra todos y contra todo con el objetivo de no faltar a la promesa que se le hizo a una niña. Está claro que si no encuentro el bonsái no iré a la comida. Está claro que, si no lo encuentro, me sentiré muy mal. Aunque Ariana dirá que no importante y que se lo puedo llevar otro día.

Está claro también que si lo encuentro no solo habré cumplido una promesa, sino que, habré desafiado al tráfico de Lima y a mi preocupación inicial de, 3 horas no son suficientes para encontrar un bonsái.

El bonsái en el Asia es un muestra del cultivo del alma, el cuerpo y el espíritu, así como cada uno de los detalles que la persona debe considerar al momento de autocultivarse.