El domingo de carnaval nos despertamos con una noticia que no tiene nada que ver con celebraciones, difundida por el diario La República: “La aprobación del presidente de la República Pedro Pablo Kuczynski cayó seis puntos porcentuales respecto a enero y llegó a 29%, según la última encuesta nacional de GFK”. La desaprobación de Kuczynski alcanzó 58%, seis puntos más que el mes pasado.

Pero hay datos peores: El sector que más aprueba al jefe del Estado es el A/B con 44%. Sigue el sector C con 29% y la aprobación menor se registra en D/E con 25%. Mientras, la desaprobación de PPK en los sectores C y D/E alcanza el 60% y en el nivel A/B llega a 48%.

Si el Presidente de la República, como sí lo hizo en campaña, escucha la voz de la calle tendrá que dar un cambio de timón a la gestión que comenzó hace siete meses. Es decir, hacer todo lo contrario de lo que hasta hoy ha sido su mandato. Y en eso hay temas específicos como el aeropuerto de Chinchero, la modificación de la ley de acceso a la información, la eliminación de las trabas burocráticas para las licitaciones públicas. Y, sobretodo, su presencia donde la naturaleza o la convulsión social ha provocado desastres como en la carretera central o el peaje al norte de Lima. Dejar la bufonería que alcanzó su máxima expresión en aquella frase: “no hablo inglés”, con el que respondió a un reportero cuando se le preguntó sobre las declaraciones de Eliane Karp y Odebrecht. “Todos sabemos que el Presidente habla mejor el inglés que el español”, llegó a decir Patricia del Río en cadena nacional con lo que evidenció un malestar que, me temo, es generalizado ante expresiones similares.

A PPK se le nota ausente de los problemas nacionales y cada vez que algunos sectores le presionan se limita a dar “mensajes a la Nación” que se vuelven intranscendentes y perjudica no sólo la imagen del Presidente PPK sino de la investidura que ostenta.

La única alternativa que tiene PPK es oir a la calle. Si para ganar las elecciones le fue útil aquello no hay motivo para pensar que hacerlo como Presidente de la República le dará resultados contrarios. Ante ello uno se pregunta si es tan difícil que un gobernante escuche la calle. Desde la perspectiva ciudadana no lo es. Se sabe que una vez instalado en Palacio de Gobierno se presentan otros intereses y mayores responsabilidades. Pero ningún interés o presión tiene que estar por encima del interés colectivo. Y eso sirva para PPK o para cualquier alcalde distrital del pueblo más pequeño. Y para ello deben servir los sondeos.