Los arqueros los de mis tiempos suena, un poco, a nostalgia de las personas de la tercera edad. En el fútbol siempre me ha gustado la portería, no sé porqué razones terminé en ese lugar. Es un puesto de la soledad (o choledad para hacerlo más peruano), del anonimato, del monólogo con uno mismo. Que requiere mucha concentración, sí pestañeas pueden meterte el ansiado gol. Que en un tiro de esquina debes estar muy espabilado (y mandar a la defensa) porque te pueden colar un gol inesperadamente. Y sobre todo debes impedir el gol, el placer del equipo contrario. Eres una suerte de anti- eros del adversario. Así que a lo largo de mi existencia pongo mucho ojo a los porteros. A sus salidas. A como ordena la defensa en un córner, portero que no manda a su defensa mejor que se quede en el banquillo. Pongo mucho ojo cuando sale a cortar un balón de un centro desde el lateral. Y ahí tengo algunos porteros que me han encandilado. En Perú recuerdo al que llamaban “Loco” Burela (parece descendiente de gallego) que jugaba en el Defensor Lima, hoy es un equipo inexistente. Era un arquero que volaba de un travesaño a otro. Hacía las proezas más atrevidas para salvaguardar su portería a cero. Otro portero que admiraba era el “Loco” Gatti, casi todos los porteros son locos o será la soledad del arco lo que les pone chalados, ¿será su genio? Gatti jugaba en el Boca Junior. Era igualmente de sagaz, atrevido. Eran personas que destacaban en los equipos. El otro día, en esas encuestas tontas sobre quién es el mejor mostraban a un portero alemán de mala leche y que le encantaba la cámara, Oliver Kahn. Discrepaba con esa encuesta porqué olvidaban a otros porteros como Seep Mayer otro alemán o al italiano Dino Zoff, al belga Jean-Marie Pfaff, al camarunés Thomas N´Kono. El caso de Zoff era muy distinto a los locos Burela y Gatti. Zoff era todo lo contrario. Era un arquero de emociones estoicas. De sangre fría y mandaba a su defensa. No sé, pero los equipos donde jugó se sentían confiados en él. Además, estaba lejos de todo este impacto mediático de los jugadores de hoy. Eran otros tiempos, lejos de este mundo líquido y de estadísticas insulsas.

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