¿Por la regeneración política?

Por Miguel Donayre Pinedo

La corrupción es el cáncer de la democracia. Democracia y corrupción deberían de ser incompatibles«. Lo dijo un magistrado español cuando lo entrevistaban para un documental sobre el acoso que sufre hoy en día de parte de ciertos poderes fácticos y de la extrema derecha por hurgar en los temas de corrupción política y la memoria histórica del franquismo. Pero su meditación en particular podría ser una máxima moral aplicable a escalas ecuménicas como las sufridas democracias latinoamericanas que no pueden frenar la corrupción que está enquistada en todos los niveles de decisión política [miremos Guatemala, México, Perú por citar unos ejemplos]. Cada día se lucran más en contra de la ciudadanía que dicen defender. Hay pausa, el mismo Baltazar Garzón, añade: “…Aquí lo que ha pasado es que ya no da miedo ser corrupto. Porque lo eres y te siguen eligiendo,…”, creo que al igual que la anterior reflexión podría tener un peso universal. Miremos lo que está pasando a los candidatos al Parlamento en Perú donde  se pelean a dentelladas, codazos y patadas [el caso italiano tiene dimensiones realmente bananeras con el director del bunga- bunga]. A muchos candidatos a esas curules les destapan sus chanchullos en plena cara, tienen cuentas pendientes con el erario público y así con esos antecedentes osan postular con cinismo. Han hecho de la vida política un circo. Cruel ironía. Ante tanta miseria cívica la ciudadanía debería movilizarse a favor de una regeneración política, no se puede seguir así.