El caos y desgobierno en la Dirección Regional de Salud de Loreto (DIRESA) no es responsabilidad de quien hace las veces de jefe en ese sector, es decir Herman Silva Delgado. El descontrol y sálvese quien pueda en la Dirección Regional de Salud de Loreto (DREL) no es responsabilidad de quien hace las veces de jefa en ese sector, es decir Evelyn Arévalo o de quien administra, es decir Marioly Oliveira Macedo. Lo mismo podríamos decir en Energía y Minas, Transportes y Comunicaciones y la mayoría de oficinas de la sede central y unidades ejecutoras del Gobierno Regional de Loreto. El responsable funcional es Fernando Meléndez Celis, gobernador regional, quien desde que se instaló en el puesto cogobierna con la señora Rosío Torres Salinas, Presidenta del Comité de Damas y militante activa del MIL.

El nombramiento frustrado del médico Percy Rojas en la DIRESA como el primer acto de su gobierno en enero del 2015 fue el inicio de una gestión que deambularía en la incapacidad y el servilismo como hace mucho tiempo no se veía en el sector. El periplo de un médico que mientras iba con su memorándum a tomar posesión de la Dirección fue informado de la suspensión de la decisión no era una novedad sino que se reveló como una constante hasta este 2016 que ya concluye. Luego vendría la declaratoria en emergencia que trajo consigo más presupuesto y más despilfarro. Después llegarían las adquisiciones en el hospital Santa Gema de Yurimaguas que vino junto a la negligencia para combatir las enfermedades clásicas y contemporáneas. Así podemos enumerar las barbaridades en el Centro de Salud de Tamshiyacu, las incongruencias en la licitación del Hospital Apoyo Iquitos, las torpezas en el Centro de Salud de Moronacocha, las arbitrariedades en la colocación de profesionales, la terquedad en el mantenimiento de Irene Gonzáles en la dirección del HAI. Y así sucesivamente.

En los demás sectores donde la injerencia de la esposa del gobernador es menos visible y arbitraria existen profesionales que son menospreciados cuando intentan iniciar una gestión de respeto hacia los trabajadores y de servicio público eficiente. Agricultura es uno de ellos. Ya se verá en los próximos días la evidencia del caos que genera la intromisión de la autoridad regional en perjuicio no sólo de los trabajadores sino de la comunidad.

Algunos creen que sacando del cargo a Silva en la DIRESA o a Arévalo en la DREL cambiará el ambiente y se emprenderá un relanzamiento en esos sectores claves para mejorar la vida de la población. Mi lectura es que a ambos se los cambiará casi por inercia o –como sucedió con Gonzáles en el HAI- porque no hay otra salida. Pero el problema mayor de la región es haber puesto en el cargo a una persona que –además de cogobernar con su esposa- no está a la altura de un líder y que ha hecho de la mediocridad y corrupción una forma de gestión donde los profesionales que se respetan se alejan de la administración o, en varios casos, prefieren pasar por Caja cada fin de mes y pasar desapercibidos. Es decir, el MIL se ha transformado en MAL. Y no es solo una cuestión fonética o de ortografía, lamentablemente.