El ciudadano Chimpler fue detenido mientras iba a votar. Nadie se explica ese abuso de la autoridad de turno que sacó de las ánforas a una persona proba y honrada. Como todo el mundo sabe, el citado es inocente de la acusación que le hicieron ciertos diarios. Y ahora está  preso mientras siguen las investigaciones sobre el particular. La vocera oficial del partido ha dicho que él es inocente y que tiene que sacar luego una reparación civil. Pero otros, más versados en cuestiones legales, dicen que el aludido es culpable y que merece una sanción. Por su parte, el Jurado Nacional de Elecciones ha dicho esta boca es mía sosteniendo que nada tiene que ver con el caso.

El caso Chimpler rebasa toda comprensión y todo análisis de la política nacional. Porque expresa, por un lado, el abuso de los que pueden, los que están en el poder y, además, revela que en todas partes se cuecen habas. En el otro extremo Joaquín Ramírez ha pedido su liberación para que se dedique a manejar combis. En el otro lado, Kenyi Fujimori ha pedido que se le siga la investigación correspondiente por ese asunto de droga encontrada en una de sus oficinas. En el otro extremo, Alberto Fujimori pide al Estado que financie la campaña política de su partido que otra vez busca el poder.

El poder mientras tanto está en las manos de Dios. De ese Dios misericordioso y lleno de vida que sirve para iluminar el destino de los hombres y mujeres de la tierra codiciada por el mal. Por ello invocamos a los electores a votar por el más capaz de entre los candidatos visibles e invisibles de la peruanía. También pedimos que se haga justicia con los niños y niñas que deben votar en estas justas electorales.