El día de ayer Ideele difundió un nuevo audio donde se compromete la elección del reciente nombrado Fiscal Supremo Pedro Chávarry con lo que se confirma que la estructura de la corrupción de “Los Tremendos Jueces de Cuello Blanco del Callao” y que involucra  a magistrados del puerto y del Poder Judicial, también implicaban las altas estructuras del Ministerio Público.

Ante esta andanada y crisis permanente Duberly Rodríguez renunció a la Presidencia del Poder Judicial. Asumió Francisco Távara, el mismo que, siendo presidente del Jurado Nacional de Elecciones dejó de lado en las elecciones presidenciales a Julio Guzmán. Asume hasta diciembre y luego 17 vocales supremos elegirán al nuevo representante de este poder del Estado. La verdad, no creo que esto pueda lavarles la cara, más aún si son impredecibles los audios que recién saldrán.

La calle habló ayer en todo el país y parece que la indignación no va cesar. ¿No será hora de hablar de unas elecciones anticipadas si se quiere iniciar las reformas de verdad? ¿No será el momento histórico de Martín Vizcarra de dar un paso al costado asumiendo su momento histórico pero antes fundar las estructuras de lo que debería ser la nueva administración de justicia en el país?

Estas medidas pasan necesariamente por un enfrentamiento con el Congreso, una decisión que parece intenta enfrentar Martín Vizcarra hasta donde las fuerzas le den. En ese esfuerzo seguro morirá aplastado por un Congreso que se mostrará más desfachatado aún porque no querrá perder la parcela de poder que aún le queda. Si sobrevive arropado por una multitud que aún cree en él, entonces la convocatoria a elecciones lo podría encumbrar para futuros comicios, cosa muy poco aceptable para un político en la cúspide del poder y que requiere de cierta majestuosidad que no sabemos si existe en sus adentros.

¿Los audios alcanzarán la envestidura del mandatario? Poco probable, lo que hacen pensar estos audios es que diversos operadores de las mafias existentes en la administración de justicia pugnaban por acercarse al poder, para hacer lo mismo que hacen desde hace décadas: extorsionar, traficar cargos, promover favores y cobrar por cupos en cargos de los operadores de justicia.

Una oportunidad invalorable que se le presentó a Martín Vizcarra y que aprovechando la coyuntura podría enfrentar con firmeza y al final desprendiéndose de algo que encontró por esas mismas denuncias que lo llevaron al cargo.

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