A todos les asusta que Martín Vizcarra, con las últimas movidas y tras la encarpetada de las primeras normas de la denominada reforma política, evalúe cerrar el Congreso de la República. Es natural que los congresistas a quienes se les acabaría la chamba salten alarmados exigiendo un llamado internacional y alertando y comparando a Vizcarra con Fujimori o Maduro. Una pataleta así es natural en gente que, además no tendrá opción alguna después de la no reelección aprobada.

Pero que salgan opiniones de “sabiondos” (llámese MANIFIESTO republicano) que intentan frenar esta evaluación basándose en la creación de una supuesta inestabilidad democrática es contraproducente más aún si sabemos que desde hace años, la democracia imperfecta que tenemos ha estado construida en base a un sistema electoral que no promueve ningún mérito social y si premia al dinero en campaña. Peor aún si los últimos destapes sobre la corrupción en el país, han demostrado que, así se llegue genuinamente al poder por un arrastre masivo y transparente, existen varios mecanismos que promueven que el que llegue se venda o se compre, finalmente se corrompa.

Y claro, para bajarse la llanta de cerrar constitucionalmente el Congreso está la vinculación en parte y por periodos de Martín Vizcarra con el Club de la Construcción y el mismo hecho de provenir del mismo cogollo loobysta y negociador de la política que lo llevó a estar dónde está. Para ellos  el sistema republicano si puede aceptar a un negociador y corrupto de la política qué este haga mea culpa o en el mejor de los casos pague algo de su condena y se reinserte cómo si nada hubiese pasado a la realidad, pero no puede aceptar que un provinciano quiera intentar una reforma.

Si es así, tratando de interpretar a las legiones de cuasi ciudadanos que hay en el Perú, entonces preferimos este postulante a político converso en el que se ha convertido Vizcarra Cornejo. Porque es precisamente lo que estos “sachas” republicanos hacen cuando aluden a sus explicaciones para frenar algo que les afecte su forma de vida y de repartirse el poder: aludir a la “población” para decir que ésta quiere que le soluciones sus servicios de agua o luz o que los camiones de Las Bambas y los ferrocarriles mineros continúen funcionando.

Y eso que falta que sean atacados de terrucos aquellos que intenten apoyar a Martín Vizcarra en este – intento aún – de cerrar lo que en teoría no existe, un Congreso representativo. En estas últimas semanas hemos asistido a cómo varios intelectuales han teorizado sobre cómo se fundó, se pervirtió y aún sobrevive el sistema republicano en el país. Hay para todas las interpretaciones, claro, pero lo que no se puede perder de vista es que aún no se ha instaurado una legítima independencia de poderes y menos legitimidad, tal vez porque la creación del sistema en sí fue básicamente una intención económica.

Cierre el telón presidente y veamos qué pasa. Le apostamos que el crecimiento, eso que tanto les interesa algunos grupos, sube de casi cuatro a cinco en PBI. No va salir nadie a defender a esos impresentables, los operadores de justicia honestos; libres de aves de rapiña se empoderarán y seguiremos descubriendo incluso las conexiones que Ud. mismo tuvo, pero el gesto y sobre todo sostenerlo lo elevará por encima de todo juicio legal o popular, si quería una excusa ahí está para seguir adelante. Convoque a elecciones prontamente y verá cómo el sol seguirá saliendo como todos los días.

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