Una victoria complicada
El señor Piro de Epiro, después de abrumadora tunda a sus enemigos, dijo que una victoria como esta y estamos perdidos. La legendaria frase podría ser una reseña de la inutilidad de la ganancia considerando siempre a la gran vencedora o la muerte, y puede convertirse en el ingrato emblema de la reciente victoria del río Amazonas. En realidad, esa maravilla natural de todos los mundos, es ajena a nosotros. En el ámbito internacional, esas aguas se identifican con el Brasil. Nos guste o no. Y no porque los cariocas tengan a Pelé o hayan campeonado cinco veces en los mundiales peloteros. Ellos han invertido en la industria publicitaria. Desde antes.
La primera batalla amazónica peruana, para recuperar ese grande río, está a ese nivel. En el de las fuertes inversiones publicitarias. Algo que no es moco de pavo. La segunda batalla es la infraestructura turística para satisfacer el paladar cada vez más exigente del turista del viajero o visitante de estos tiempos. En ese rubro estamos casi en cero. Y a la izquierda. Lo que significa que tenemos que hacer un desembolso millonario para poder competir con los brasileños. Y no empiecen a decir que no hay dinero.
La tercera batalla es aprovechar mejor ese recurso maravilloso. Nos parece bien que se festeje sin miramientos, que se beba de varias copas secas y volteadas y que se coma con glotonería por ese éxito indudable. Pero una vez juntadas las chapas y las botellas rotas, recogidos los manteles y los platos sucios, hay que ponerse a trabajar. El señor Piro no se durmió en sus laureles y de inmediato comenzó a trabajar para que su victoria fuera verdadera. Eso debemos hacer nosotros a partir de la fecha o cuando pase la mareación del triunfo, antes que los brasileños nos ganen en iniciativa como siempre lo han hecho.
El lado positivo del asunto es que tenemos en quien basarnos para comenzar a promover, de una vez por todas, nuestro gran Río Amazonas.
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