Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas
Son las 2.27 de la tarde de hoy (miércoles) y es la primera vez que no sé ni de que carajo escribir. Minutos después decido que es mejor escribir sobre lo más sano de la vida que para mí es escuchar, tararear, cantar y bailar una salsa. Sí, una buena salsa. Aquel género musical que me entró por la venas allá a finales de los 90.
Solo espero que la premura del tiempo no me juegue una mala pasada olvidándome de maestros de la salsa o canciones especiales, que sin duda, será motivo de más columnas.
Fue durante mi época de cadete del Colegio Militar “Leoncio Prado” cuando empecé a escuchar en algunos ambientes, donde se hacía más de un salud en el distrito de La Perla en el Callao, a algunos monstruos de la salsa.
Una clásica que la tengo en mi oído es la del maestro Héctor Lavoe: Siento. Me bastaba escuchar el inicio de esta canción para sentir que se me escarapelaba la piel o se me ponía como de gallina.
Sobre la marcha, escuchar a Rubén Blades era simplemente darse un buen tratamiento auditivo: Pedro Navaja, Plástico y otros temas del panameño me empezaban a hacer vivir un romance con este ritmo musical que solo se acabará cuando muera.
Por aquellos años se ponía de moda la llamada salsa sensual a la que algunos llamaron erótica. Clásicos intérpretes de esos tiempos: Lalo Rodríguez, Willy Gonzáles, el flaco Eddie Santiago, el memorable Frankie Ruiz, Luis Enrique, Alex Bueno, Hildemaro, y los nacionales como Antonio Cartagena, Willy Rivera y otros más, nos conquistaron con sus canciones que nos hacían delirar.
Como no recordar al Gran Combo, Niche, Willie Colón, Oscar D` León, José Alberto el canario, y un sinfín de cantantes que nos encandilaron con sus canciones.
Estoy más que seguro que los de mi generación ya cuarentones y hasta los casi cincuentones, y va para las mujeres también de aquellos tiempos, tenemos una salsa que nos transporta a esos años y nos recuerda alguna fiesta, reencuentro de amigos, enamorados, esposo(a), amantes y hasta el primer amor o quizá el último.
Y es que la música, para mí la salsa, nos genera pasiones. Nos contagia de recuerdos y hasta incluso nos genera rabia y desazón. Y es que cada letra de las canciones de aquellos años e incluso las de hoy de los cantantes de la nueva generación, nos genera una pasión por este género musical.
Y como estoy seguro me faltará espacio para escribir sobre lo que significa la salsa para mí, me atreveré a dejarles tan solo parte de la letra de un clásico, que seguro usted lector seguidor o no de la salsa la habrá escuchado o bailado, y que sin duda le traerá todo tipo de recuerdos.
Esta tarde vengo triste y tengo que decirte
que tu mejor amiga estaba entre mis brazos
sus ojos me llamaban pidiendo mis caricias
su cuerpo me rogaba que le diera vida
Comí del fruto prohibido
dejando el vestido colgado de nuestra inconciencia
mi cuerpo fue gozo durante un minuto
mi mente lloraba tu ausencia.
No lo volveré hacer más
no lo volveré hacer más.
Pues mi alma volaba a tu lado
Y mis ojos decían cansados, que eras tú
que eras tú, que siempre serás tú
Lo siento mucho la vida es así
no la inventado yo…
@reporteropro