Uno de los ingredientes más persuasivos de los textos de Ricardo Piglia es que logra fusionar la experiencia lectora, de escritor, de crítico literario y la experiencia vivida. Trenza estos ingredientes dándonos párrafos y textos realmente golosos. Por ejemplo, en una de las entrevistas que concedió señalaba: «Cuando se ejerce poder político se está imponiendo una manera de contar la realidad», añade: «el poder se sostiene en la ficción», al leer estas palabras saltaron mis alarmas. Como estoy interesado en el caucho mi memoria me llevó a esos años. Me preguntaba ¿Cómo se impusieron las narraciones en el caucho desde el poder? El descepe a los recursos naturales era el relato que más calaba en ese entonces, unido que esa explotación desmedida traería el progreso. No sólo esa explotación incluía a los recursos naturales porque los integrantes de pueblos indígenas también eran parte de ese descepe. Tan es así que ante las denuncias de las muertes en los periódicos de «La Sanción» y «La Felpa», de parte del periodista Benjamín Saldaña, pocos se inmutaron ante esas muertes. Cuenta el juez Valcárcel que en su propia casa tuvo que resistir y soportar la andanada de insultos de parte de la población que estaba a favor de Arana y sus amigos, lo que hoy se llamaría un escrache en toda regla. Ese es el relato y ecuación que más se impregnó en la población amazónica: el de la extracción sin límite de recursos naturales, es igual a desarrollo. Infelizmente, sobre este relato se sostuvo y sostiene el progreso de la Amazonía. Ha sido difícil el contrapeso de ese discurso para indicar que ese camino no ha sido el mejor. Esa propuesta de desarrollo lo que trajo y trae es un descomposición social en toda su dimensión. Eso ocurrió en el Putumayo donde no sólo murieron indígenas en manos de los capataces de los caucheros, sino que hubo gente indígena que también asesinó a integrantes de su propia etnia por las ansias de obtener el caucho tal como exigían los mercados internacionales. Desgraciadamente, ese relato el del supuesto progreso desflorando la selva es el que todavía pesa, una expresión de esto, son quienes se oponen a la firma del Convenio Escazú. Por eso hay que desmontarlo.

https://notasdenavegacion.wordpress.com/