Una lanza a favor de Mikael Roche
Con más de veinte goles encajados en tres partidos es decir para decir vámonos. Pero este auriga posmoderno por el contrario permaneció de pie, con la sonrisa de oreja a oreja y como si no estuviera pasando nada en la soledad del arquero bajo los tres palos y encaraba con optimismo los minutos que quedaban del partido. Ante cada gol que entraba a la portería me preguntaba con que cara este portero tahitiano le contaría a su hijo o hija de las incidencias del partido, ¿le diría que los defensas eran más malos y que por el despiste de ellos fueron viniendo los goles?, ¿Qué el hijo de su madre del árbitro no pitó un fuera de juego?, ¿Qué el rival fue superior a todas las fuerzas? No sé que cara pondría el hijo o hija pero seguro que le creería a su padre –es muy difícil que un niño o niña pequeña no crea a su padre salvo mejor parecer. Yo creía y creo a mi padre sus hazañas cuando era futbolista en la Liga de primera división de Iquitos, cierta o no. Mikael Roche me recordaba a esos personajes de García Márquez como el coronel Aureliano Buendía que perdió veinte y pico batallas y siguió luchando con la misma entereza como la primera vez como hacen los verdaderos amantes. Cada amor es como si fuera el primero, las esquirlas del pasado le hacen más humano, más apasionado. Roche hizo gala de este superlativo optimismo, cada gol en contra no lograba derrotar ni minar su confianza. Hay que seguir parecía decirse por la manera de encarar el partido. Como el optimismo del equipo del Alcoyano por aquí, perdían por seis a cero, y faltaban pocos minutos y se decían, vamos que podemos remontar, por eso el dicho, tiene más moral que el Alcoyano. En este caso igual, tiene más moral que Mikael Roche. Es mi héroe. No esos héroes lustrosos, superficiales y de papel como Messi, Ronaldo o, últimamente, Neymar que seguro apenas leen un libro en su vida, por la cara que ponen cada vez que les entrevistan, seguro que no pasaron de la segunda página del libro Coquito. Pero felizmente hay héroes anónimos como Roche que hacen que la vida tenga otro sentido, que los llamados perdedores sonríen ante las miserias de los que dicen ser ganadores de esta maestra vida.
Con Roche habrá terminado el partido ese pata……………Y contigo son dos…envidioso…….
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