Estamos en una habitación de la segunda planta del hotel “Des mille collines” en Kigali. Es un hotel con una arquitectura de los setenta. Racionalista y de color crema que resalta a gran distancia – nos cuentan que hoy es administrado por una empresa india. Por sus dimensiones se divisa desde lejos como un gran barco en un mar de colinas deforestadas, a mí me parecía por las dimensiones de sus salones que tenían ecos del exhotel de Turistas de Iquitos, que desde hace un buen tiempo está privatizado. Me cuenta Fofó que era uno de los pocos lugares donde ella podía llamar a sus padres en 1995, lo decían todo en menos de cinco minutos, claro no contaba las fosas comunes que tenía que presenciar ni las cárceles abarrotadas que visitaba ella sola. Y la capital del país no se parece en nada a lo que es hoy. Muchas calles eran sin pistas, hoy las principales calles están asfaltadas. Ya no la reconoce como era antes. Y detrás del hotel pareciera surgir la zona financiera de la capital, hay edificios y centros comerciales, eso sí para entrar siempre te revisan. Hay taxis motos como en Isla Grande, pero felizmente no hay motocarros – lo digo por la bulla que generan estos. Además en Ruanda apenas hay perros, eso viene de lo que ocurrió en el genocidio, comentaban que al final estos canes se devoraban a los cadáveres que estaban abarrotados en las calles y para que esto no suceda los han suprimido. No hay perros o al menos no se ve. Está prohibido en el país el uso de bolsas plásticas que generaron un gran problema ambiental- ¿Iquitos podría adoptar esa medida a favor del medio ambiente alguna vez? El hotel y su hábil (y persuasivo) gerente fue un lugar emblemático en la época que se desató la guerra étnica (inducida y manipulada) contra los tutsis. Es uno de los pocos lugares que respetaron la interahamwe para no asesinar personas. Eso se debió al buen manejo o la buena mano del gerente, un gran negociador. Cada vez que salgo a la terraza del hotel trato de imaginarme como sería este en ese período oscuro del país. Las habitaciones abarrotadas con una enorme tensión y angustia de sus huéspedes porque podrían ser asesinados por una turba que solo obedecía a consignar de matar a los tutsis. Fue una isla en el piélago del mal.

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