Escribe: Héctor Tintaya Feria
Las elecciones se convocarán en las próximos meses y con esta convocatoria, paralela a la designación en primarias (la mayoría ya resueltas por supuesto) de los candidatos de las agrupaciones políticas con inscripción, a partir de ahí la exposición de los graves problemas de la primera dama Nadine Heredia y de Ollanta Humala pasarán a un segundo plano. Por más que haya denuncias de favoritismo a alguna candidatura en especial, la atención estará centrada en la guerra que resultará esta campaña.
Ese será un primer salvavidas. No es extraño que el presidente del Congreso Luis Iberico haya pedido esta convocatoria adelantada. En realidad se trata de oxigenar la agenda política antes que desestabilizar la gestión débil que tratan de sostener la pareja presidencial y que, asumo se empeorará aún más tras la expulsión de la procuradora y la decisión del Tribunal Constitucional ordenando seguir investigando a Heredia y todos sus allegados por el presunto delito de lavado de activos.
Esta decisión del TC aunque parezca el peor presagio para los intereses de la pareja presidencial, en realidad les abre un segundo salvavidas, porque al no haber ahora cosa juzgada en diversos casos de presunta corrupción, el tema le alcanza a los ex presidentes Toledo Manrique y sobre todo Alan García que, a partir de ahora, podrán ser reabiertos varios casos que, sospechosamente, paulatina y concertadamente fueron cerrando con diversos amparos el Poder Judicial dejando un aura de impunidad al líder aprista.
Si aún les quedan aliados medianamente inteligentes a los nacionalistas una batalla legal para reabrir todos esos casos, expondría los ojos de la opinión sobre sus rivales políticos lo que les daría un aire hasta mayo, fecha probable de las elecciones nacionales. De ahí en adelante podrán decir sálvense quien pueda. No creo, como dicen varios fatalistas y cuentistas políticos que Ollanta esté preparando un golpe de estado con sus amigos de promoción.
Nadie lo seguiría, tal vez ni siquiera su propia promoción de quien se ha hablado se tratan de “pulpines” o “cachorros” sin mayor carácter. El ánimo popular en general está en su contra y a pesar que pueden ser torpes en este manejo, no llega a la intolerancia fatal sus decisiones de gobierno. Más bien parece muy obediente al sistema establecido y se asume que está haciendo méritos con el statu quo para intentar hacer campaña para el 2016.
Y pensar que al inicio del gobierno muchos daban como figura principal en los próximos lustros a Nadine Heredia, los problemas y las caricias políticas con quienes creyeron que iban a ampararlos finalmente resultaron su sepultura. Aunque nada está escrito en epitafios en la política peruana todo este descrédito va ser muy difícil revertir.