ESCRIBE: Héctor Tintaya

El anuncio de intervención a las clínicas privadas en algunas horas si es que estas no se allanan a los costos planteados por el gobierno para el tratamiento de la pandemia del covid 19  por parte del presidente Martín Vizcarra, parece una medida audaz para muchos, insuficiente para algunos y para otros no es más que un suspiro ante la realidad apabullante y la crisis generada por la pandemia. Incluso ante el atropello en concierto y sostenido de las clínicas contra la población, al mandatario y su amenaza lo hace parecer un lindo gatito que ronronea y pide permiso.

El anuncio de una mesa para que siente su ministro de salud con los representantes de las clínicas privadas que además han vuelto a insistir que lo que plantea el gobierno no se ajusta ni en un 50% a las tarifas que ellos gastan en este tipo de tratamiento, es motivo suficiente para aplicar el famoso artículo 70 de La Constitución fujimorista. Ósea hasta en eso tendría el respaldo – no concedido – de sus mayores opositores. 

101 días después es imposible que en el gobierno no se pueden haber dado cuenta de una exigencia nacional. No es casualidad que el anuncio se diera el 24 de junio. Hace 41 años Velasco no le daba 48 horas a los terratenientes simplemente los cuadraba. Vizcarra quiso sintonizar en parte con este acto pero se vio disminuido, primero porque habla de una intervención y no expropiación que durará lo que dura la pandemia con posibilidad, incluso, de indemnización.

Parece que les dio un beneficioso cuarto intermedio para que reflexionaran en un rincón amigable a un grupo de poderosos mercantilistas que han practicado este modelo hace años y no han esperado una pandemia para flexibilizar el corazón, que no tienen pues para ellos la salud es negocio, pero que parece que para el gobierno ahora si les florecerá. 

Hacen mal las clínicas de apelar a sus defensores mediáticos y legalistas que ya han salido a hablar de “Velasquismo”. Este gobierno no tiene el perfil ni la autoridad para compararse al gobierno militar y tal vez más temprano que tarde se desinfle la intención, perdiendo además la oportunidad para que, políticamente, nuevamente se encumbre en popularidad. Sin embargo más que esta evaluación debió fundar su postura en la tragedia sanitaria que vive el país y ejercer la autoridad, después hacer la sumas y restas legales y coyunturales. Insisto, este amago lo hace ver sólo cómo un lindo gatito.

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