En el colmo del equívoco y del error un parasitario organismo estatal acaba de conceder una concesión minera sumamente peligrosa, por decir lo menos. Ocurrió que un extractor particular, que responde al nombre de Ricardo Moreno Valderrama, se vio beneficiado por la ganga de la entrega un terreno para la posterior extracción minera. La concesión pasó por alto algunos requisitos como permisos y autorizaciones de acuerdo y conformidad con la ley, y ahora aparece la posibilidad de incrementar la extracción minera de esa zona. Dicha parcela está ubicada en la cuenca del río Nanay.

La zona, como es conocido y sufrido, es de alto riesgo debido a la abundancia de extractores ilegales que afectan el medio ambiente, las amenazas o los ataques a los que se oponen a ese delito. Por otra parte, el agua de esa zona sirve a la empresa respectiva para procesarla y convertirla en potable. Es decir, la salud de todos los iquiteños e iquiteñas está en constante riesgo. Hasta ahora no se hace gran cosa para acabar con la minería ilegal y tampoco se hace algo para garantizar el consumo humano de agua en la ciudad de Iquitos.

A esa pesadilla se acaba de sumar una concesión minera que convierte en terror la vida de los moradores de esta parte del país. Porque de todas maneras el nuevo extractor usará equipos, reactivos, soluciones y otros ingredientes lesivos. De tal manera que en poco tiempo toda la ciudad correrá el riesgo de ser víctima de diferentes enfermedades. El terror entonces viene del agua que consumimos diariamente. Por fortuna, diversos personajes y entidades locales, han decidido protestar contra esa concesión de última hora. Hay entonces una oposición en marcha que puede cambiar las cosas. Lo cual es una advertencia el centralismo para que cambie de actitud y tenga más cuidado en conceder concesiones.

El principal recurso hídrico que beneficia desde hace tiempo a la ciudad de Iquitos tiene que liberarse de las constantes amenazas que la perturban. No se puede seguir viviendo en esas condiciones de riesgo perpetuo. Los sectores avanzados, las distintas autoridades, las entidades que defienden al medio ambiente tienen ahora la gran responsabilidad de acabar con ese terror latente.