Fuimos a ver la peli Spotlight que estaba en cartelera y con un tiempo raro para ser invierno, un frío primaveral. Prefiero el frío al calor. Nos sentamos casi ciegos, sin leer la crítica de cine que por aquí es muy torticera. Se mueve en ese tortuoso maniqueísmo, de me gusta o no me gusta, criterios pocos adecuados para juzgar un film. Un discreto nuevo director del diario The Boston Globe recomienda a sus redactores seguir la pista sobre unos casos de pederastia en la ciudad de Boston. Luego de una ardua tarea se logra destapar uno de los mayores casos de abusos sexuales a niños de parte de sacerdotes católicos en la ciudad de Boston. La película muestra, con cierta detalle, el trabajo periodístico de por medio que no se trata de llenar titulares sino de un trabajo serio y de rigor (me dicen que en Isla Grande [un condado literario en la selva de Perú] son dos virtudes que carecen los plumíferos que ambulan en las redacciones donde sólo les importa el día a día y ensangrentar los titulares). La pesquisa no se queda en la anécdota sino que traspasa esta. Se establece, por ejemplo, un patrón de conducta con lo cual limpiaban de polvo y paja a los sacerdotes acusados de pederastas. De una parroquia lo trasladaban a otra, borrón y cuenta nueva. Aquí no pasa nada. Ese trabajo de los periodistas y periodístico (también hay autocrítica, el trabajo diario no te deja ver el bosque), al menos, en la pantalla nos llena de ilusión durante el tiempo de la proyección de la película. Es la utopía del periodismo, y como no, de la ciudadanía de la lucha contra el poder. El periodismo cumpliendo uno de sus fines, escocer a los poderosos. No a base de injurias ni infundios sino a través de un trabajo serio de investigación. Por unos segundos tienes esperanzas que se puede ortigar al poderoso y que este no se sale con la suya. Pero de esos minutos aderezados de utopía sales del cine y te encuentras con la dura realidad. Los medios de comunicación cumpliendo los dictados del poder.
P.D. Expresar mi repudio por un acto de amedrentamiento contra los periodistas del diario Pro y Contra. Es un acto cobarde. Los que lo hicieron están en el camino equivocado.