Desde hace un tiempo el invierno que cae en Madrid no es el mismo. En plena temporada de frío hay temperaturas primaverales u otoñales. Al mismo tiempo, se ha afrontado la venida de temporales que ha dejado buena lluvia, pero los nativos se quejan que ya no es el mismo tiempo de antes ¿es una clara señal del cambio climático por más negacionismo de por medio? Leía en un anuncio de un autobús algo así que no permitas que Madrid se convierta como Marrakech e invocaba a la ciudadanía hábitos a favor del ambiente. Así en medio de esas temperaturas templadas y temporales me sumergí en la lectura de “Solsticio” de Joyce Carol Oates y el puñado de relatos de la escritora mejicana Margo Glantz “Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador”. La aventura lectora es siempre un salto al vacío y estás revestida de soledad, no sabía lo que me iba a pasar con las lecturas de estas dos escritoras. Eso es lo mágico de la lectura que caminas en el filo del abismo. En el caso de Oates, es una candidata al premio Nobel y es una prolífica novelista. Narra la historia de dos mujeres con cartas de navegación personales muy propias. Una salía de un divorcio y otra artista viuda de un connotado escultor. Una con una personalidad muy arrolladora y la otra expectante con lo que va descubriendo en su renovado estatus de soltería. Pone al límite las emociones, a pesar de tensar el relato el final te deja con un sabor agridulce. En las historias de Glantz gira en torno a su ¿alter ego? Nora García. Es una prosa muy elegante, pareciera que dibujara en el aire y te envuelve. No es ríspida. A ratos puede parecer superficial, pero es engañosa esta postura, es muy irónica con lo que le pasa y con los alrededores. El último relato “Palabras para una fábula” describe las experiencias y sus repercusiones de una mamografía, muestra su gran destreza literaria. Con estas experiencias lectoras el cambio del tiempo se lleva mejor.
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