El afamado Pacto Etico Electoral puede servir para que los candidatos no se saquen la mugre, para que los postulantes a un puesto o cargo jueguen limpio. Ello depende de cómo se realicen las presentaciones de los candidatos. Pero todo fracasa cuando alguien que es sacado de la contienda de las ánforas se lanza contra todo el mundo como viene ocurriendo con el señor Daniel Urresti.