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Hace unos meses un egresado de la carrera de ciencias políticas de la Universidad de San Marcos escribía en su blog algunas de las típicas preguntas sobre las cuáles debiera ser entrenado un candidato político, para que pueda salir victorioso ante cualquier entrevista de tipo mediático.

De la lista de preguntas, más del 50% eran de tipo aspiracional. Como; ¿Por qué quiere usted ser elegido autoridad? ¿Qué lo diferencia del resto de sus competidores? ¿A quién admiraba cuando era niño? Etcétera.

Las respuestas – sin tener que ser adivino – casi siempre son las mismas. De tanto escucharlas, ya sabemos incluso qué van a responder. Pero hay algo que siempre cambia, el tono con el que los políticos responderán, la intensidad y blancura de su sonrisa, así como el color de la prenda que lucen, que, si es una camisa verde para comunicar un mundo verde y si es blanca, para comunicar transparencia y credibilidad. Sin el camino se suelta una lágrima, qué mejor.

Las preguntas de cómo hará tal proyecto o financiará tal obra no abarcan mucho espacio, porque, aunque siendo las más importantes, son las que menos se entienden y menos conectan con las emociones. Siempre es mejor lanzar un pedazo de algún poema o alguna canción. Algo así como “Hay hermanos mucho por hacer” o “Solo le pido a Dios …”.

Pero, si además de un poema, una lágrima, se puede colocar de fondo una canción y ensayar unos pasos de baile, la cosa podría funcionar aún mejor. Quién no recuerda bailes improvisados para las canciones de “La vida es un carnaval” o “Soy un muchacho provinciano”.

Cada pregunta tiene una respuesta. En el marketing y la comunicación política no pueden existir las casualidades. Hay que adelantarse a la interrogante que se viene, ensayar una respuesta todas las veces que haga falta, para que la respuesta que en su inicio no se vea natural, de tanto repetirse, termine por sentir como tal.

Hace unos días el Presidente Kuczynski estuvo por el norte para dar respuesta a uno de los desastres naturales más fuertes de los últimos años. Por supuesto, respuestas y preguntas ensayadas. Días después el presidente volaría a Cusco, por supuesto también, respuestas y preguntas ensayadas.

Una pregunta que no está escrita en blog del politólogo de San Marcos y que haré aquí ¿Señor presidente, le gusta caminar bajo la lluvia?

La respuesta ensayada es que sí. Que caminar bajo la lluvia es romántico, y que permite conectar con el corazón y las ideas. Pero ¿Qué pasaría señor Presidente si usted tuviera que caminar bajo la lluvia del 04 al 09 de febrero? ¿Sentiría también que eso lo conecta con el corazón y las ideas?

La misma pregunta va para todo aquel político que despacha desde la segunda planta de un edificio, que no tiene que soportar las inundaciones y muchos menos verse obligado al ejercicio romántico de caminar bajo la lluvia.