¿Se puede confiar en Chile?
Moisés Panduro Coral
Se ha iniciado ya la fase oral de la demanda que Perú ha planteado contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya por la delimitación de nuestra frontera marítima en el sur. Los presidentes Humala y Piñeira como mandatarios y depositarios de la voluntad popular de sus países han reiterado su sujeción, acatamiento e implementación de la decisión que tome el más alto organismo de justicia del planeta. Políticos, empresarios, periodistas y ciudadanos han discutido y discuten cotidianamente este tema en foros, en redes, en encuentros, y en todos ellos la opinión unísona es que la sentencia, cualquiera sea, se debe respetar.
Empero, que el Perú respete la decisión de La Haya está garantizado. Lamentablemente, no podemos decir lo mismo de Chile, pues sobre la palabra de esta nación siempre tendremos dudas derivadas de su comportamiento histórico. La palabra de un país -que para los estudiosos más prolijos de la guerra del Pacífico, sólo fue un testaferro sudamericano del imperialismo inglés que en su angurria por apropiarse de la riqueza salitrera financió las armas, los buques, los cañones, las tropas, las provisiones, los pertrechos y hasta las vituallas que los chilenos usaron en su agresión al Perú- no resulta así muy creíble que digamos. Un país que luego de terminada la guerra se apropió de 78,000 kilómetros cuadrados de tierras salitreras -que fue la ambición de su padrino británico-; que no cumplió con realizar un plebiscito en Arica y, que, en lugar de ello, hostilizó, agredió y hasta asesinó peruanos; que después de décadas realiza en Tacna un plebiscito al que estaba obligado por el Tratado de Ancón, pero que al mismo tiempo quiere apropiarse de Tarata; tiene una palabra que no puede ser tomada con credulidad absoluta de nuestra parte.
¿Se puede confiar plenamente en la palabra de un país que quiere convertir acuerdos de pesca de los años 1952 y 1954 en fronteras marítimas, que expresa su “amistosidad” a Perú comprando espías como Víctor Ariza, que le vende armas a Ecuador en plena guerra contra Perú, y, cuya conspiración antiperuana queda a vistas cuando un tsunami deja al descubierto un submarino ecuatoriano en sus astilleros?. El presidente Alan García, a quien algunos idiotas verbalistas han tildado de pro chileno por impulsar las relaciones comerciales entre ambas naciones, no confió. Por eso es que en su primer gobierno instruyó a la cancillería para iniciar de una buena vez la definición de nuestra frontera marítima con ese país. En el marco del derecho internacional, la acción diplomática de entonces implicaba iniciar el diálogo bilateral entre las partes, recurrir a un árbitro internacional o solicitar la mediación de otras naciones, organismos o personalidades, pero no hubo ninguna respuesta de Chile. Por eso es que pasados los gobiernos de Fujimori y Toledo sin que se haya registrado avance alguno, Alan García en su segundo gobierno, y a pesar de la gran deferencia que tiene hacia la presidenta Michelle Bachelet, accionó la demanda ante La Haya donde estamos actualmente. Al César lo que es del César, dejémonos de mezquindades.
Ahora, ¿es posible un escenario de guerra en caso de que Chile incumpla un fallo favorable al Perú?. Yo no creo eso. Chile, al igual que lo que le está ocurriendo a Colombia con el fallo de la CIJ en su diferendo con Nicaragua, tendrá que allanarse e implementar la decisión de La Haya. Desacatar el fallo lo convertiría en un paria internacional. Además, Chile no puede pasar por alto el hecho de que la inversión global conjunta con Perú es de 20 mil millones de dólares, de las que 12 mil millones corresponden a las inversiones chilenas en Perú y 8 mil millones a las inversiones peruanas en Chile. Si bien Chile ha seguido incrementado el volumen de sus inversiones en Perú, está comprobado que la velocidad del desplazamiento de sus capitales hacia nuestro país ha aminorado, contrariamente a lo que ocurre con el empuje cada vez más vigoroso de los capitales peruanos hacia Chile. Recordemos que en 2001 el balance de las inversiones globales era de 50 veces favorable a Chile, al 2007 se había reducido a 18 veces, al 2010 se llegó a achicar a 2 veces, y al 2012 ese margen se ha estrechado a 1.5 veces. En este mismo rubro, un dato adicional es que el balance comercial ha sido positivo para el Perú. Entre los años 2009 y 2011 las exportaciones peruanas hacia Chile crecieron en 170.8% y las importaciones lo hicieron en 35.8% llegando nuestro superávit comercial a 400 millones de dólares, es decir le hemos vendido a Chile más de lo que le hemos comprado. Ésa es precisamente una meta nacional: que nuestras exportaciones sean siempre mayores a nuestras importaciones respecto de cada país con el que tengamos intercambio comercial.
En resumen, los peruanos tenemos justificados motivos para no confiar en la palabra de un país que, a través de la historia, ha demostrado su desapego a las normas jurídicas y tratados internacionales. En este contexto, es un deber nacional apostar por la paz; seguir reduciendo distancias de competitividad, economía, tecnología y equilibrio militar, y, a la par, expandir alianzas geopolíticas y comerciales con otras naciones del mundo. La firmeza y serenidad con la que afrontemos el fallo de La Haya será fundamental.
Creo que los antecedentes históricos de nuestros hermanos Chilenos no son tan alentadores para depositar nuestra confianza absoluta, pero a pesar de los resultados jurídicos que conozcamos de la corte de la Haya, los peruanos tenemos que preocuparnos en seguir proyectándonos al futuro, mejorar la salud, la educación, invertir en ciencia y tecnología y sobre todo ir creciendo económicamente. No creo en una guerra por ahora, la lucha es económica y no militar, hay ejemplos dispersos en el mundo.
No debemos alegrarnos si la Corte nos dá la razón ¿y si Chile se molesta?
Cuando todo esta gente van a terminar con las historias con Chile,estamos en 2012 que toman modelo sobre Francia et alemaña que quieren pelear toda su vida por un pedazo de tierra porfavor hay mejor que hacer ,chile tiene mucha inversion en Peru y mucho peruano trabajan para los chilenos porfavor stop
No te preocupes, NO creo que chile incumpla el dictamen de la corte internacional de justicia, sea favorable o no a sus intereses, ya los presidentes los dijeron públicamente y así será. Tus inquietudes son del pasado,si estuviéramos co,n un Chile de Pinochet, tus dudas serían válidas, pero no ahora. Obviamente que la razón le favorece a Perú, pero la CIJ podría ser salomónica y otrorgarle a Chile algunos km, de mar territorial y Perú tendrá que aceptarlo como dijo Humala, pero si no es así, Pineira tendrá que acatar el fallo.
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