Cuando uno mira el banquillo de los diputados por Loreto no sabe si taparse los ojos o apretarse la nariz. Casi todos, por no decir todos, están involucrados en casos que mellan la ejemplaridad pública, personajes que por sus responsabilidades están obligados ha mostrar como atributo esta ejemplaridad. Uno de ellos está vinculado a casos de prostitución infantil e incluso, si no me equivoco, con pederastia. Triste papel de quien representa la soberanía nacional ¿Así damos el ejemplo? Otro de ellos, y con cargo directivo en el Parlamento, tiene un serio borrón en su currículum. Y quien fue expresidente del Congreso, colecciona una serie de acusaciones muy serias. La primera de ellas con los viajes de trabajo/placer con una funcionaria del Congreso, aprovechó la ambigüedad de la ley para justificar el viaje, seguro que la comisión correspondiente diluirá su responsabilidad bajo el axioma parlamentario, “otorongo, no come, a otorongo”. Y por estos días ha salido una grabación que lo deja en ridículo de la misma asesora/funcionaria, se muestra que es mangoneado a su antojo. Se habrán preguntado estos personajes públicos sobre el ejemplo que deben dar a la ciudadanía, seguro que no. Ellos están por encima del bien y del mal, le importa un pijuayo la ciudadanía – con el perdón de esa exquisita fruta de los trópicos. No muestran arrepentimiento. Ponen la caradura y de cínicos, y se pasean con toda la tranquilidad del mundo, así tan panchos. Con actitudes y conductas como la de estos señores el sistema democrático se deslegitima, se desgasta. Pensaremos que las personas que se dedican a la política son unos sinvergüenzas, que lo hacen para tener un sueldo y calentar el asiento pero no trabajar por quienes los han elegidos. Seguro que muchos de los identificados buscarán la reelección (son la mar de conchudos), por eso debemos cuidar nuestros votos. Con ellos, no.
PD: La recomendación hecha al congresista/expresidente por una columna del diario Pro y Contra para que pague a los periodistas que están detrás de esta denuncia, ahonda la grave crisis del espacio público.