Salvo Montalbano
Casi por azar me topé [nos topamos con S] con Salvo Montalbano, la serie lo pasan por la tele los sábados como a las nueve de la tarde en TV2, ahí estamos en el sofá azul, no hago citas para reuniones ni para quedar con amigos, a veces, se me ha cruzado algunos partidos de fútbol del Real Madrid y he estado con un ojo aquí y otro allá, en contrapunto y, claro, con tensión de por medio. Es una serie italiana de un policía en Sicilia, no es un policía sofisticado, de alta tecnología como de las series norteamericanas, aquí se goza de un personaje intuitivo [y calvo], que sabe rascar la idiosincrasia de la gente, del contexto. Quien construyó al personaje fue el escritor italiano Andrea Camilleri, quien tiene 88 años y sigue en la brega literaria. Es una serie de apariencia artesanal además para darle color y sabor lo vemos en versión original, en italiano. No crean que trata de la mafia siciliana que ha derramado mucha tinta y ha llenado anaqueles, no, no, es sobre un policía noble, sibarita en las comidas, a veces es tentado y resbala con guapas chicas. Además tiene novia, Livia, quien vive al otro extremo del país. Salvo no es violento, investiga interrogando a los presuntos responsables y guiado por su olfato de sabueso, por eso me encandila, aprovecha las contradicciones de los personajes. En muchas de las series es un valedor de la justicia poética desde su recóndita función como el pago del colegio de un niño inmigrante [nada que ver con la conducta irresponsable de los políticos de la Liga Norte de lanzar infamias e insultos contra la Ministra de Integración en Italia, panda de imbéciles]. Tras una muerte hay intereses fuertes de por medio que el trata de levantar el velo como las mafias de la inmigración, políticos de por medio o crímenes típicos sobre herencia y enconos de herederos, crímenes pasionales pero con sabor siciliano, eso lo hace seductor. Pero Salvo Montalbano no está sólo, está con un equipo que es un decir. Un joven policía que parece despistado, otro que es un Don Juan empedernido- un italiano de Manual que no deja escapar una o el aturrullado asistente Catarella, que le da sostén a ese humor mediterráneo sin ser grosero. Me encantan los gritos apasionados ante una injusticia, no es un personaje estoico en el sentido de esconder sus emociones, él sabe expresarlas. Amén del buen gusto al escoger las comidas que hacen que provoquen hambre. Ojalá vuelva Salvo pronto.
Que desperdicio de columna, deberían invitar a alguien que no escriba por escribir y que sus vivencias tambien tengan relación con nuestra realidad.
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