COLUMNA: PIEDRA DE SOL

EL BESTIARIO DE LA MITOLOGÍA AMAZÓNICA

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 Por: Gerald  Rodríguez. N

No existe ninguna duda que si Jorge Luis Borges, en el momento que estuvo preparando “Zoología de los animales fantásticos” hubiera conocido la Amazonía,  no hubiese dejado de considerar el bestiario amazónico que Gino Ceccarelli lo ha representado en pintura y puesto de conocimiento humano en el catálogo artístico “Relatos de amor y seducción de Runamulas y chullachaquis”, muestra pictórica a la cual el pintor ya nos tiene acostumbrado.

Este pequeño manual de bestiario mitológico de la Amazonía consolida la puesta iniciada por Ceccarelli en representar ante la realidad la ficción de las cosmovisiones y mitos de los pueblos amazónicos de la cual se alimenta toda su cultura hasta relacionarse con los mitos de la urbanidad. Ceccarelli enciende los ojos de su imaginación y transcribe lo visto desde los fundamentos del mito amazónico arrastrado por las comunas desde siglos anteriores. No existe ninguna dudad que las pinturas y dibujos traspasan las orillas de la expresión burda del arte para manifestarse con un magnifico pincel y una acertada técnica que solo Ceccarelli lo hace suya con bastante oficio y profesionalismo.

“Yacuruna”, (óleo sobre tela. 2012), representa el erotismo de la ficción del mito amazónico. El Yacuruna amante se deja seducir por la mujer amazónica de los bosques de la luna, de las pasiones y las flores. El fondo oscuro se muta con los cuerpos de los amantes y representa la ahora de los amantes. La nada es marcado en un color oscuro donde solo sobresalen los cuerpos de amor.

“El Gran Varón de las aguas”, (óleo sobre tela. 2013).  El fondo de esta expresión plástica es el atardecer, hora de los seres fantásticos para sus reúna en los renacales. Seres acuáticos que buscan su descanso y su pleitesía en la adoración del gran señor de las aguas que es uno solo con las lianas. No es un ser unánime, sino que su cuerpo es parte de variados elementos de la naturaleza. Ceccarelli consolida su temática fémina en su pintura como un elemento indispensable en sus cuadros de representación amazónica. Los colores oscuros no opacan la luz, sino que representa muy bien la idea de la hora, del lugar y de los seres del atardecer en las orillas de los ríos amazónicos.

“Nocturna” (óleo sobre tela. 2013), sugiere la tradición y costumbre de la mujer amazónica en su tarea diaria. Trasladar el agua en bandejas es parte de su oficio cotidiano. La luna que carga representa el erotismo y la consideración impregnada de la luna en los pueblos amazónico. La luz vuelve a jugar su papel en el fondo oscuro para sobresalir como imagen representativa de la mujer. La flor de fuego complementa la imagen de la mujer amazónica.

“Vanidosa” y “Luna delfín” (óleo sobre tela. 2011), ostentan ser los más representativos de la mitología amazónica, Runamulas esbeltas, figuras mitológicas donde el pintor se representa mejor. Como también  sucede en “Posesión” (óleo sobre tela. 2013) y en “La huida de belén” (tinta china sobre papel, 2013), donde la cotidianidad se conjuga con el amor, la familia en la maraña amazónica. Seres que conviven entre la ficción y la realidad y que hacen de estos dos elementos una sola verdad.

“El primer goce” (óleo sobre tela. 2003), es la imagen del amor desde el mito amazónico, una actividad humana y ficcionaria que se traslada a su propio escenario y hace de este su propia vida. Este da pase a “Hamaca de sueño” (óleo sobre tela. 2013), representación acostumbrada en los cuadros de Ceccarelli muy común como la cotidianidad amazónica conjugada a lo mejor de los mitos que se enlazan en la mente de todos nosotros.