“El carrito rojo” ubicado en la tercera cuadra de la calle 09 de Diciembre, desde hace 25 años delita el paladar de propios y extraños. Vendiendo churros en este vehículo de cuatro ruedas, ha logrado sacar adelante a sus dos hijos.

El negocio lo inició su suegro José Arimuya, pero Perkins Monzón Ramos no se ha desligado de la preparación de este postre que no es más que masa frita. Desde antes que abra el puesto, sus clientes forman fila para consumir estas bolitas de masa con harina.

“El secreto es el secreto que queda del suegro no del abuelo. Mi suegro se ausentó porque trabaja en el campo y la preparación continúa siendo la misma. Ha logrado sacar profesionales a sus dos hijos. Su primer hijo ya tiene su profesión, él vive en Lima y mi esposa licenciada en enfermería que ya está culminando. Este trabajo que permite ser independiente, resulta pero es matadito”, comentó.

Este negocio, pese al paso de los años, mantiene el precio de diez churros por un sol, para mantener la fidelidad de la clientela.

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