Ruidos del Chema

La portada de Ruidos, el nuevo libro de José María “Chema” Salcedo, es un retrato suyo en  Tayikistán, cerca de la frontera de la entonces república soviética con Afganistán, en ese entonces presa de la invasión roja. Fue tomada por el inmortal Chino Domínguez en 1987. Es un apunte en medio de un pueblo sitiado por la guerra. Un retrato de la violencia palpable, a pesar de una estampa de impecable estética.

El libro que se presentará hoy en la UCP

El Chema Salcedo es un periodista de larga data, que ha ido y venido en los más diversos quehaceres del oficio, a veces en el campo mismo donde suceden los hechos, otras veces desde la cabina radial, otras veces en el pulso del texto directo, otras veces en medio de la conversación permanente que fluye como en cascada. Su chamba ha sido intensa, desde reportero, hasta director de diarios como corresponsal de prensa. Además, ha podido publicar el Libro de las Sospechas (Ed. Norma, 2005) suerte de reportaje ensayo sobre los secretos del poder.

Además, su relación constante con nuestra selva peruana lo ha llevado a adentrarse en la realización audiovisual. En el año 2008 presentó el documental “Amazónico Soy” y hace un tiempo lanzó a nivel nacional “Asháninka”. Esta relación, duradera, ha permitido que una vez más se asocie con Tierra Nueva para publicar este libro.

Chema junto a un grupo de amigos en el estadio Max Augustin

En el prólogo del libro, Chema señala “Lamento comenzar este libro hablando de la muerte. Sucede que cada generación elige sus cadáveres. Los mios son los de Uchuraccay. Es probable que los cadáveres que ahora me toque contar no sean tan importantes. Pero eso es subjetivo. Si eso ocurre, no será por los propios cadáveres, sino por mí”.

Salcedo afirma que siempre hay fantasmas producidos por el cerebro (“Estoy sometido a uno de esos fantasmas. Es el fantasma del ruido”) En su caso, adquieren la forma de tinnitus o acufenos, como se denominan a los sonidos que el oído percibe sin que procedan de una fuente externa, algo natural que no tiene cura. El autor bromea con ello, su versión acústica del pecado original.

“Cuando más siento esos fantasmas sonoros es cuando el silencio me rodea. Mi peor ruido se produce gracias a que no hay ruidos. Por eso agradezco los ruidos. Evito los silencios”. He ahí el origen del nombre del libro, que son recopilaciones, textos escritos, transcripciones de conferencias que ha hecho el Chema entre 1992 y el 2009. Todos reunidos como en un testimonio de parte.

Acá algunos fragmentos de algunos textos que me parecen resaltantes en el libro. Por ejemplo, en  El barrio de los tres niños (aparecido originalmente en junio de 1993, en la revista Ideele), Salcedo escribe:

Después supe que tratar de humillar es también una forma de enmascarar el propio terror. Quien rezondraba a mi madre había sufrido la pesadilla de un orden social resquebrajado involuntariamente por tres niños de colores diferentes. Yo aún no estaba socializado en el terror.

En Un ciego busca a su amigo, publicado originalmente en Debate Agrario, en 1992, el autor señala:

Pensando que me llamaban, me acerqué. Vi al hombre que gritaba. Era un anciano. Su mano derecha se apoyaba en un rudimentario bastón. Con la otra apretaba el hombro de un chiquillo. De un golpe, me di cuenta de que el hombre era ciego. Un anciano ciego, en medio de la oscuridad, que gritaba mi nombre. Y, sin embargo, no era mi nombre el que gritaba. Cuando le pregunté si me estaba llamando, el hombre se sorprendió: No, no, yo estoy llamando a José María. Se refería a José María Arguedas, no a mí. Me lo fue explicando sin perder el paso y, luego, mientras me invitaba algo de beber en una rudimentaria bodeguita. Quizás en mi apresurado regreso a Lima, vía Nazca, perdí el casete que guardaba esa conversación de medianoche.

Se incluye además Violencia y medios de comunicación en el Perú, un extenso y detallado  ensayo que fue parte de una investigación dirigida por el recordado sacerdote Felipe Mac Gregor, publicada en 1993. Aquí una línea sobre el mismo:

Cabría preguntarse si los medios de comunicación en el Perú son parte del problema o parte de la solución o, más bien, un poco de ambos: si es que los medios no forman también parte del conjunto de factores sociales e individuales que sirven de alimento a la violencia y si esto no los incapacita para contribuir a disminuir esa misma violencia.

Por su parte, Desde el vientre de la ballena fue una conferencia sobre cultura y medios de comunicacion en el país, ocurrida en el Congreso en setiembre de 1999. Aquí unas reflexiones que me llamaron la atención:

En comunicaciones, como en otras cosas, vivimos la edad de la transición. Los medios que tengan la modestia de reconocerlo, escuchando a la gente, serán los mejores, porque habrán acompañado creativamente esa transición. No serán medios meramente transmisores. Seran comunicadores o no serán. Comunicación es ida y vuelta. Es gente que habla con gente. Los receptores son los aparatos. Los comunicadores, las personas. Esta es una de las razones por las que valoro la radio. Porque, empleando lo que sospecho debe ser un barbarismo psiquiátrico, me ha hecho regresionar a la oralidad. La palabra. Esa cadena de sonidos que es el glorioso ruido del alma de la gente. Ese es el reto fundamental. Recoger la palabra. ¿Sabremos escucharla?

Libro recomendable, en suma, para conocer un poco más las impresiones del oficio, las opiniones con conocimiento de causas de las luces y sombras del periodismo, así como un testimonio de parte en medio de ruidos profesionales, en el vaivén de los extraños, acelerados y estruendosos tiempos que corren.

1 COMENTARIO

  1. «Chema» tiene un libro sobre Uchuraccay, muy aleccionador y sumamente valioso, pero que nunca lo hace aparecer entre lo que escribió. Alguna vez dijo que porque tenía una serie de errores, que, a los ojos de un lector novato, no se notan. Yo creo que no lo hace porque tiene una vena izquierdista (donde militó «Chema»)y se burla de varios, entre ellos Vargas LLosa que dirigió la investigación sobre ese caso. Me parece una obra a corregir y (re)publicar.Tengo un original que le mostré alguna vez en Arequipa me lo firmó y se quedó pensando nostalgicamente cuando le dije que la forma en que narra en el libro inspiró indeleblemente a un grupo de estudiantes de periodismo entre los que me encontraba. Saludos.

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