En Loreto, los jóvenes son “la pepita de oro”, un potencial inexplotado por los políticos que no los toman en cuenta y prefieren el mal llamado shock de inversiones para desencadenar, que dentro de nuestra estructura económica no es regenerativa en la búsqueda de generar empleo con sostenibilidad.
Para el economista Roger Grandez, existe la necesidad de plantear procesos secuenciales que vayan a delinear caminos para fortalecer a la juventud como elementos transformadores del territorio, sobre todo y en particular, de los que se encuentran en la zona rural.
Para visionar un Loreto al 2050, se debe apuntar en la construcción de dos programas básicos: Jóvenes Rurales, para alcanzar una oferta de mano de obra compacta en cada territorio, teniendo una inversión asegurada de S/100 millones para los próximos tres años, con mano de obra técnica y tecnológica para transformar el campo.
Otro, es el Campo Limpio, con actividades que permitan remediar el terreno y sus aguas para obtener productos frescos, saludables y seguros. La calidad garantizará la sostenibilidad del producto y la línea de un flujo de ingreso seguro al eslabón de la cadena productiva. Aquí, el Gobierno Regional debe concentrar su esfuerzo para transformar el campo.
La creación de este Fondo Futuro Sostenible (FFS), garantiza el financiamiento de los proyectos. Su diseño debe incentivar el acceso seguro a la tierra, promover la participación de los jóvenes, que funcionen como capital semilla para apalancar iniciativas productivas, creando empresas comunales con innovación permanente y la creación de mercados.