[ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel].
La composición del nuevo Concejo de Regidores en la Municipalidad Provincial de Maynas será la más variopinta e impredecible de los últimos años, quizás superando en fondo y forma a la del período que concluye a fin de año. Pues los grupos que tienen asegurado por lo menos un asiento en la Comuna no podrán asegurar lealtad de los regidores por una simple razón: no tienen afinidad doctrinaria menos ideológica con los grupos que los llevaron a esos cargos.
Ni en el oficialismo ni en la oposición se puede asegurar lealtades. Aunque, claro, la alcaldesa Adela Jimenez podrá mantener hegemonía a la hora de la votación con los que integraron su lista porque desde el poder es más fácil cumplir con la entrega de cuotas del mismo. Mientras que en los de la oposición se tendrá que ofrecer parte de ese poder, aunque sea para mantener en calma mediática a quienes apuntarán para petardear una gestión que, salvo se esté planificando lo contrario, será calco y copia de lo que ha sido los últimos meses la administración edil.
La alcaldesa Adela Jimenez dentro de los regidores de su agrupación seguro tiene lealtades a prueba de tentaciones mayores. Pero no se puede obviar que ya quitada la posibilidad de reelección muchos de los que llegaron como acompañantes querrán convertirse en sucesores de un puesto que siempre apetece a quien lo sigue de cerca o está muy comprometido con la gestión. Eso es normal.
No se debe olvidar que en plena campaña el candidato Jorge Monasí declaró que no ponía las manos al fuego por ninguno de los candidatos a regidor. Tampoco se puede olvidar que –para muestra basta un tránsfuga- antes de asumir el cargo ya Igoraldo Paredes pensaba y actuaba como oficialista tan solo porque se le encargaba actividades donde manejaba torpemente los recursos que le asignaban. Situaciones de este tipo seguro se repetirán desde enero próximo y los tránsfugas que nos depara el destino saldrán a decir que lo hacen por el bien de la ciudad, como antes lo hicieron los regidores que probaron el caramelo del poder.
Es curioso, por ejemplo, que el Partido Aprista Peruana sin participar en las elecciones municipales tenga dos regidores en el próximo Concejo. Claro que son de corrientes distintas dentro de dicho partido. Pero aprista al fin y al cabo. Han ingresado en listas diferentes pero sería normal que dentro del Concejo coordinen acciones en función de la agrupación que militan.
En las filas de Fuerza Loretana un sector está un tanto molesto porque de los dos regidores que ingresan por dicha agrupación ninguno es militante. Y si bien es cierto no deben lealtad al grupo que les permitió llegar a ese puesto tienen que entender que una dosis de coherencia es lo que falta a la clase política provincial. Una forma de demostrar dicha clase es manteniendo cierta coordinación con la agrupación que los llevó a ese lugar. Pero si militantes notorios finalmente sucumben a la miel del poder no tiene por qué sorprendernos que invitados terminen yendo a otros asientos donde se sientan más cómodos.