[El invento de un joven usa teléfonos celulares viejos para la lucha contra la tala ilegal en la amazonía].
Entre los sonidos de la selva escuchamos los gorjeos de los pájaros, el zumbido de las cigarras, el sonido de los gibones. Pero de fondo está casi siempre presente el sonido de una motosierra, de los madereros ilegales. El ingeniero Topher White comparte una forma sencilla y escalable de detener esta deforestación brutal, que parte de tu viejo teléfono móvil.
Y si esto funciona en la amazonia brasilera entonces también puede ser alternativa efectiva para vigilar nuestros bosques y proteger a la región Loreto del accionar ilegal de los extractores que asesinan día a día la selva peruana.
La deforestación, gran parte de ella ilegal, es uno de los principales contribuyentes al cambio climático. La detección y la intervención de madereros ilegales en zonas remotas ha sido siempre un desafío. A través del uso de teléfonos celulares reciclados, Topher White, un joven físico, ingeniero e inventor, ha inventado un nuevo e ingenioso método para detectar actividad ilegal en tiempo real.
Tomando como espacio de desarrollo a la selva amazónica, White explica cómo funciona el sistema, cómo logró crear el dispositivo móvil y por qué trabajar con la gente Tembé de Brasil es a la vez desafiante y gratificante.
En una entrevista con la revista National Geographic, le preguntaron a Topher cómo se le había ocurrido la brillante idea de utilizar teléfonos celulares reciclados para controlar la tala ilegal y la caza furtiva en los bosques tropicales. Topher contestó: «Todo comenzó cuando yo estaba en Indonesia como voluntario para cuidar de una comunidad de gibones. La tala ilegal es un problema; y es costoso para la organización. Ellos estaban contratando a tres guardias a tiempo completo sólo para proteger el santuario de la tala ilegal. Mi formación no tiene nada que ver con la ecología. Lo que yo hago tiene que ver más con la física y la ingeniería de software, así que sabía que sería bastante fácil detectar los sonidos de motosierras de la selva mediante programación remota, incluso si la gente en ese mismo lugar no podía oírlas. Yo había hecho un montón de trabajo con teléfonos móviles, así que construí un sistema utilizando viejos teléfonos celulares que tenía. Hoy ya hay cientos de personas donando teléfonos cada mes».
La deforestación es la segunda causa frente al cambio climático, contribuyendo aproximadamente en un 17 por ciento de todas las emisiones de carbono. Según la Interpol, entre el 50 y el 90 por ciento de la tala de los bosques es ilegal. Si somos capaces de proteger a unos pocos cientos de hectáreas de bosque con un viejo teléfono que ha sido desechado, podría ser la mejor manera de afectar el cambio climático. El teléfono está dentro de una caja de plástico para protegerlo, junto con algunos circuitos que se alimentan de la energía de los paneles solares en el exterior.
El dispositivo también tiene un micrófono sensible, lo que hace posible escuchar el ruido de motosierra hasta un kilómetro de distancia. Cada teléfono puede cubrir casi una milla cuadrada, lo que significa que no se necesita una gran cantidad de teléfonos, sobre todo si se los pone a lo largo de los principales puntos de acceso, como carreteras o alrededor del perímetro.
Los teléfonos recogen el sonido de las motosierras o vehículos y transmiten el audio a través de la red de telefonía celular estándar hacia la nube, donde se analizan en tiempo real. En base a lo que se detecta, la alerta se transmite a guardabosques y guardas, generalmente a través de SMS. Cuanto más rápido se puede llegar al lugar en cuestión, menos daño se produce.
Los Tembé son un pueblo indígena que tienen cerca de 6.000 kilómetros cuadrados de territorio en el estado de Pará, en el sur de la Amazonía. Sólo quedan unos 1.500 Tembé; que están bajo amenaza constante de los colonos ilegales y la tala ilegal.Topher White, entre otros, se ha dado cuenta de que una de las mejores maneras de proteger la selva amazónica es empoderar a los pueblos indígenas.
«Los Tembé están muy bien organizados y mejoran cada vez. Hay alrededor de 30 guardaparques jóvenes que patrullan la zona y mantienen las fronteras seguras. Gran parte de esta zona es muy remota y el servicio de telefonía celular muy débil, por lo que estos son los desafíos técnicos. Pero yo no podía pedir mejores socios que los Tembé. Para ellos es una lucha existencial. Están literalmente luchando por su supervivencia.»