¿Es posible que nunca, que jamás, don Alejandro Toledo venga al Perú? ¿Es posible y probable que se quede en el extranjero a disfrutar de los millones que supuestamente le entregó la corrupción imperante? ¿O en cualquier momento el ex presidente vendrá al Perú a responder por sus actos? ¿Y la justicia peruana no logrará nada pese a sus esfuerzos de extradición y otras hierbas?  ¿Todo entonces quedará en nada para siempre?