La banda y música del gorel en pleno, con Fernando Melendez y Francisco Sanjurjo como guías y cantantes y directores de orquesta, recibió en el puerto Masusa al famoso PPK. El mismo vino a Iquitos a entregar el seguro a los pobres motocarristas. Allí mismo se armó la de San Quintín porque los choferes de esos vehículos recibieron a manos llenas el sopón del señor Monasí, mientras los otros, los madrugadores, bebieron el desayuno compartido de Manuel Noriega. La fiesta iba en buen pie y mejor movimiento y todos a una estuvieron felices con la visita de uno de los más grandes pendejos que ha soportado este país de berenjenas y miércoles. El gran PPK luego invitó su cerveza mañanera y dio unos espantosos pasos de baile como si siguiera en campaña.

 

Luego fue el turno de los tantos y cuales ayayeros que no supieron como congraciarse con el que tenía la sartén por el mango. Entre estos pedestres tipos estuvo el congresista que llegó arriba sin nada importante que ofrecer. Solo ofreció agua potable para todos como si fuera un vulgar trabajador de la empresa que no presta servicio respectivo a los pobres y siempre sufridos usuarios. El hermano se encargó de cortar la cinta del seguro entregado por el tremendo PPKausa. Los motocarristas ahora pueden matar a su antojo, hacer todo el ruido del mundo y joder la paciencia de los tristes usuarios.

 

En el aeropuerto, PPK ya de vuelta a Lima dijo que no tenía inconveniente en volver a Iquitos cuando empiece a funcionar el lote 192. Ese será el momento en que todo el mundo, de este y del otro, conocerá de qué madera está hecho semejante mandatario. Por otra parte, se sabe que el actual gobierno de PPK bajara el precio del gas hasta un sol por balón.