Andrea Todde
Escritora y escolar
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Cuando eres niño todo es muy simple. Vas al cole en las mañanas, haces la poca tarea que te encargan (que generalmente consiste en colorear animales o contar con tus manos), y te pasas el resto de la tarde jugando con tus muñecas o tus figuritas de acción (aunque admitámoslo, también son muñecas) o viendo dibujitos animados.
Una vez te vuelves un adolescente, la cosa se complica. Notas que hay más cosas que puedes hacer con tu tiempo, como leer, investigar, etc., así que tienes más intereses. Esto suena como algo bueno, porque tienes más opciones de carreras que puedes estudiar, pero en realidad solo te vuelve más indeciso. Tampoco ayuda que apenas tengas tiempo de pensar en que quieres para ti cuando estás haciendo proyectos para tus profesores sobre temas que no te interesan (TE ESTOY MIRANDO A TI, ALGEBRA).
La presión es otro factor cuando estás escogiendo tu futura carrera. Que tu familia te diga que deberías ser algo durante varios años puede influenciar tu decisión. Generalmente estas profesiones son las que pagan mucho, como ser doctor, abogado, o mantener la empresa familiar, y aunque los jóvenes podrían sobresalir en una de estas categorías, no es necesariamente lo que quieren ellos. Entiendo que los padres quieran que sus hijos sean exitosos y no les falte nada, pero hay otras maneras de asegurarse de eso sin quitarles la oportunidad de seguir su pasión.
Me voy a poner a mi misma de ejemplo, ¿está bien? Desde los ocho años, he querido estar rodeada de libros. Como no sabia que podía ser escritora, decidí que quería ser bibliotecaria o hacer una librería. A mi mamá no le fascinó la idea, pero nunca me dijo nada la respecto. Luego, cuando empecé a escribir y me planteé ser escritora, creí que ya tenía mi futuro planeado, y estaba bastante aliviada. Poco después me di cuenta que me demoraba escribiendo demasiado como para vivir de ello, y además no sabía si iba a llegar a ser suficientemente buena para mantenerme solo con las ventas de mis libros. Por eso, decidí conseguir un trabajo aparte para mantener mis novelas como un hobby, quizás siendo periodista o algo así.
¿Notan el patrón? No importa que idea tenía para mi futuro, una cosa siempre se mantenía igual: quería escribir o tener libros alrededor míos. Claro, que no todos tienen ese patrón en sus ideas. Por eso mi consejo para los jóvenes que todavía no se deciden en que hacer de mayores es que se tranquilicen y recuerden que su vida no depende de esa decisión. La vida da un montón de vueltas, y lo que crean que quieren hacer ahora no es necesariamente lo que estén haciendo en veinte años. Ahora escoge algo que te apasiona y creas que vas a ser feliz haciendo, porque después de todo de eso se trata: De ser feliz. Y si tu familia no apoya tu decisión, acuérdate que al final es tu vida por vivir y la única forma de tener una vida significativa es si la vives tu mismo.
Plantéenselo de esta manera: Cuando seas un anciano, y estés recordando toda tu vida, ¿que tipo de persona quieres haber sido? ¿Una que hizo lo que su familia quería que hiciera a costa de su propia felicidad, o una que siguió su pasión ignorando las críticas?