Cuando un político suramericano o de cualquier planeta del globo terráqueo o del planeta azul como dicen los ambientalistas de traje y corbata de marca, del área económicamente no desarrollada, se viste con atuendos de una fiesta tradicional o tiene un programa de radio donde lanzan sus arengas a sus conmilitones, desde aquí los políticos y políticas integrantes, por lo general, de la derecha (incluido nuestro Nobel de Literatura) lanzan gritos histéricos y vociferan: ¡eso es populismo!, ¡país bananero! O que ofrezca generar puestos de trabajo o ayudas en el ámbito social, eso les escuece más y siguen lanzando pullas contra el tercermundismo mental de los políticos de la periferia. Se tiran de los cabellos si tocan la sacrosanta libertad de expresión aunque ellos privilegien la libertad de empresa. Sus alaridos se conocen en el mundo entero. Pero para ellos no es lo mismo que unos políticos de la derecha peninsular, hombres o mujeres, para las fiestas tradicionales se visten de trajes para la ocasión, se toman fotos, bailan y beben del pico de la botella, abrazan y besan a los extranjeros, esto para ellos no es populismo. Que una vicepresidenta de Gobierno se ponga a bailar flamenco en un tablao, ¡qué va!, eso no es populismo. Eso es estar a nivel de la ciudadanía. Como se trasmutan los mismos hechos cuando se tiene esa mentalidad neocolonial, lo que hacen los demás es penado, sin embargo, lo hago yo es diferente (¿concepción imperial?). Es una palabra, la de populismo, que de tanto usarla ha perdido el norte y que es lanzada como arma arrojadiza. Aquí a días de las elecciones se han aprobado medidas sociales sin el menor pudor para congraciarse con un sector de la población – pero eso tampoco es populismo. Con el tema de derechos humanos pasa igual. Se les enrostra a países como Venezuela, Bolivia entre otros que son violadores de los derechos fundamentales. Pero en cambio con China callan clamorosamente o hablan con la boca pequeña. Para ellos no hay reproche alguno – es que allí hay dinero. Se hacen los tontos y miran para otro lado ¿Populismos?