Poeta y poesía
Con ese lector empedernido y fumador militante he viajado a varios lugares. Dentro de la región. Fuera de ella. Dentro del país. Fuera del mismo. Al extranjero también. Pero las doscientas treintainueve horas con algunos minutos que pasamos en La Habana, Santiago de las Vegas, Varadero, Punta Brava y más han sido fenomenales. Porque nos ha permitido erradicar los prejuicios y consolidar las creencias, los postulados, las afinidades y, sobretodo, esa práctica ya en desuso de hablar con la libertad que muchos pregonan y pocos practican. Hemos reído, rabiado, jugado, bebido, comido, conversado como nunca antes. Hemos esquivado el pecado de la carne como eunucos medievales y hemos comprendido las diferencias entre sistema y gente y, vaya vaya, hemos comprendido más a la gente que a los sistemas.
Y es que Percy Vílchez es como esos jugadores multifuncionales. Como esos retenes de la vigilancia que no se hacen paltas para adecuarse a las circunstancias. Pone al mal tiempo buena cara. Mientras nadie le impida prender un cigarrillo por lo menos diez veces al día será capaz de las concesiones más inverosímiles. Todos le conocen como el poeta, a pesar que en los últimos años lo que menos escribe -¿o publica?- es poesía. Se ha dedicado en el último lustro a indagar con más entusiasmo en el período cauchero de la historia loretana. Y sus hallazgos no han sido pocos. Quizás ello lo ha llevado a entusiasmarse cotidianamente en ese período desconocido de la selva peruana. Ha estado varios meses en la biblioteca del Congreso de la República husmeando sobre lo que decían y hacían los políticos nacionales en los años que los ríos amazónicos se teñían de sangre y violencia en nombre del progreso.
Cuando el periplo por La Habana está en víspera de concluir bien vale estas líneas hacia una persona que –al igual que Miguel Donayre Pinedo y, lamentablemente, dejo de contar- dedica su tiempo y vida a leer y escribir. Oficio, como se sabe y ve- nada frecuente en el país y menos en la región. Algún día la historia regional reconocerá a sus historiadores y escritores. Y cuando eso llegue Percy Vílchez Vela estará en primera fila. No por su insistencia sino porque de esa manera se hará justicia con un tipo que, sin ninguna duda, es el que más libros han leído en la floresta y sobre la floresta. Con ese tipo me ha tocado viajar varias millas y días y he sido eternamente feliz.