Estimados Contrapicadores: En lo personal considero que la saga Transformers, que consta de cinco filmes, todos dirigidos por Michael Bay, dejan muchísimo que desear por varias razones: el guión bastante plano, reducido a una lucha de contrarios entre los Autobots y los Decepticons; la edición y fotografía como marca registrada de Michael Bay, el director de las cinco películas sobre los robots del planeta Cybertron, conocida como Fast Cutting (escena editada y cortada varias veces para darle mayor acción a la trama) no daba fluidez visual, la selección de los actores que no ha sido del todo acertada –Megan Fox, John Tuturro, Mark Walhberg; por citar unos casos- y un final convencional en todos los filmes, muy anticipado el desenlace. Es decir, el director Bay se alejaba demasiado del concepto original japonés de la compañía Takara Tomy, cuyos derechos sobre los personajes robóticos fueron adquiridos por la empresa americana Hasbro, que a su vez se asoció con Marvel para generar a partir de 1984 la serie Transformers y el cómic correspondiente. En 1986 se lanzó la primera película basada en el cómic y a partir de entonces el proceso de animación y filmación no se ha detenido. Todo lo anterior no quita que la saga fílmica de Michael Bay planteada bajo el formato de live-action desde el 2007 hasta hoy a nivel mundial haya embolsado la asombrosa cifra de 4.380 millones de dólares.

Pero sorprende gratamente Bumblebee (2018), película de acción y ciencia ficción estadounidense dirigida por Travis Knight (el director de la asombrosa Kubo and the Two Strings, además de ser responsable de la animación de los filmes Coraline, Paranorman y The Boxtrolls). Es la sexta entrega de la serie de la saga Transformers, basada en el personaje del mismo nombre que aparece en el primer filme. Por sus características argumentales se trata de una precuela (filme cuya historia precede a la de una trama fílmica inicial) y a la vez un spin-off (creado a partir del personaje que fue parte del elenco de las cinco películas anteriores). Está protagonizada por Hailee Steinfeld – la niña prodigio del enorme filme de los hermanos Coen True Grit, hoy actriz, modelo y cantante- y el actor, luchador de la WWE, rapero y quién sabe a qué más se dedica, John Cena.

Hay varias razones por las que el filme estrenado hace dos semanas en nuestra Cartelera llama la atención, veamos:

*El guión a cargo de Christina Hodson (la revelación en materia argumental de los últimos años en el cine de EE.UU y ahora niña mimada de DC pues ha escrito el guión de Birds of Prey, la historia de Harley Quinn que está en fase de preproducción y que se estrenará en el 2020) nos trae de vuelta al año 1987 en donde el Autobot que se transforma en un Volkswagen de 1967 llega a la Tierra por indicación de Optimus Prime en medio de la destrucción del planeta Cybertron realizada por los Decepticons. El perfil que Hodson le dio a la protagonista Charlie Watson está bien definido: por ejemplo, el encuentro con el ser mecatrónico y el vínculo generado entre ambos encaja perfecto en la línea argumental. Si bien en la última media hora el guión tiende hacia lo convencional -el triunfo del bien sobre el mal- el trabajo hecho por la Hodson en el guión es digno de mención.

*El reparto. Hailee Steinfeld nos da un rol muy físico, gestual e intenso como Charlie Watson, la chica que acaba de cumplir 18 años, que padece de depresión y es constantemente objeto de bullying es muy interesante y Steinfeld nos da una buena performance al respecto. También debo destacar el papel de John Cena como el militar Jack Burns, realmente le cae de perlas el papel, el musculoso actor/luchador le pone una cuota de violencia y de humor muy equilibrados -sobre todo al inicio y al final del filme- alejándose de estereotipos que hemos visto de manera penosa el año pasado (¿alguien dijo La Roca?). Otros actores de reparto de interés son John Ortiz como el científico del Sector 7 y una inmejorable Angela Bassett que es la voz de la Decepticon Shatter, el tono perverso e histérico a la vez que le da a su papel es notable. Hay mucho cuidado del director Knight en dar un buen perfil de los personajes y es por ello el correcto manejo de actores.

*La ambientación del filme es excelente, un vintage de 1987 en toda su forma. Dado que Travis Knight dirige -es el primer filme de la saga que no dirige Michael Bay y ello se agradece profundamente- le ha dado una estética impecable con el apoyo en la fotografía del ecuatoriano Enrique Chediak (Maze Runner 1, La Quinta Ola, Deepwater Horizon, American Assassin). Aclaro que en los créditos finales Bay aparece como productor pero por encima de él está Steven Spielberg como productor ejecutivo y él lanzó hace unos meses Ready Player One, un homenaje absoluto a la década de los 80’s por lo que sospecho que la visual imponente del largometraje de Travis pasó por las manos del productor ejecutivo, lo que da una frescura importante y valiosa en el desarrollo de la trama; hay muchos guiños a la moda, las costumbres y la estética fílmica de ésa década, incluyendo la clásica puesta en escena de que el hombre de color era objeto de broma siempre, tal como se aprecia en la escena de la práctica militar del inicio del filme con John Cena que se burla con todo del compañero afroamericano-.

*Los alucinantes efectos especiales no caen el concepto Flash Cutting que mencioné líneas arriba, por el contrario, el director prefiere las tomas y planos largos para que la secuencia sea más sostenida y el argumento no pierda fuerza y lo ha logrado. Aquí está el punto más alto del filme, en la edición a cargo del respetado Paul Rubell –trabajó con Michael Mann en The Insider, Colateral, Enemigos Públicos y Miami Vice; además de haber colaborado con Kenneth Branagh en Thor, con Joss Whedon en Avengers, con Michael Bay en el primer y quinto filme de Transformers y con F.Gary Gray en la última versión de Rápidos y Furiosos-.

*Por último está la banda sonora, solamente compuesta de 28 temas pero que harían una muy buena compilación de los 80´s: del Take on Me de a-Ha, pasando por Runaway -el primer éxito de Bon Jovi- , Wang Chung, The Smiths, Duran Duran, Howard Jones, Simple Minds, y la clásica versión del genial Sam Cooke del temazo Unchained Melody la ambientación musical es precisa y por momentos la mezcla auditiva con la visual nos hace un gran retro de lo que eran los videos de ésa década -aprecien bien el viaje de Bumblebee por la carretera con el Everybody wants to Rule the World de Tears for Fears como música de fondo-.

En suma, un filme dinámico, con mucha fluidez en lo argumental y visual, posee una estética bien lograda y la actuación sobresaliente de la Steinfeld.

PUNTAJE: 8

Corten!!