Durante su gestión como ministra de Cultura, Richard ‘Swing’ obtuvo su primer contrato con este sector. Una de las personas que trató con Balbuena por ese tiempo, recuerda que presentaba al polémico artista como su «persona de confianza». ¿Qué hay detrás de la ministra que renunció al cargo en medio de un escándalo por corrupción y que, pese a todo, volvió a ser contratada por el Estado, manteniéndose incluso en un cargo importante hasta el día de hoy?
Por Renzo Anselmo(*)
Servindi, 1 de junio, 2020.- El escándalo por la polémica contratación de ‘Richard Swing’ ya está generando sus primeras consecuencias. La antropóloga Sonia Guillén renunció al cargo de ministra de Cultura y la Fiscalía ha intervenido esta mañana las oficinas de este ministerio con el fin de recabar evidencias referidas a las contrataciones.
Pero si hay alguien que ha pasado desapercibida hasta este momento, es la exministra de Cultura, Patricia Balbuena Palacios, quien dirigía esta cartera cuando se celebró la primera contratación con el cuestionado artista.
Lo curioso del caso es que Balbuena —quien luego renunció a la titularidad del Ministerio de Cultura en medio de un escándalo de corrupción desatado por las irregularidades reportadas en la selección de una empresa— hoy continúa trabajando para el Estado como si nada hubiera pasado.
Contrataciones cuestionadas
El 2 de abril del 2018, Martín Vizcarra juramentó a su primer Gabinete Ministerial que estuvo dirigido por César Villanueva. En este grupo de trabajo, la abogada Patricia Balbuena asumió el Ministerio de Cultura (Mincul).
Según el portal de Transparencia del Gobierno peruano, es en su gestión donde aparece el primer contrato de Richard ‘Swing’ con este sector. Se dio el 26 de julio del 2018 por un monto de S/ 21.000 y por servicios de promoción del «uso de los espacios culturales de la sede institucional del Ministerio de Cultura».
Tres meses después, el 29 de octubre, el artista fue contratado por segunda vez para la realización de los mismos servicios y por el mismo costo.
En un reciente reportaje de Hildebrant en sus trece, Lidia Marín, expresidenta de los clubes departamentales que coordinó actividades con el Mincul por aquel año, recordó la vez que visitó a la ministra Balbuena en su oficina.
«Cuando llegué al despacho de la ministra me presentó al señor Richard Cisneros [‘Richard Swing’]como su asesor y su persona de confianza», relató Marín para el semanario.
Pero esto no fue todo en la gestión de Balbuena.
En noviembre de ese año, el portal Lima Gris denunció la contratación de la funcionaria Lita Aimé Verástegui Soto, quien años atrás había sido denunciada por fraude contra la empresa Banco GNB Perú, por un monto aproximado de 12 millones de soles.
La funcionaria había sido designada por Balbuena el 16 de octubre del 2018 como Directora General de la Oficina General de Recursos Humanos del Mincul. Tras la denuncia, Lita Verástegui renunció a su cargo.
¿Era la primera vez que Balbuena y Verástegui trabajaban juntas? No.
Un año antes, en el 2017, Lita Verástegui también trabajó en el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, como Jefa de la Unidad de Gestión de Talento Humano, justo en el tiempo en que Patricia Balbuena fue Directora Ejecutiva del Programa Cuna más.
Motivo de renuncia
Pero todo lo anterior no fue tan escandaloso como la denuncia de corrupción que sacudió las oficinas del Mincul en noviembre del 2018.
Arqueo Andes, la compañía que había sido elegida en una licitación pública para realizar servicios de excavación y delimitación de monumentos arqueológicos por un monto de S/350.000, estaba vinculada al entonces viceministro Luis Villacorta Ostolaza.
El funcionario había ocupado el cargo de gerente en la compañía Arqueo Andes desde el año 2009 hasta su designación como funcionario público el 15 de mayo del 2018.
Tras explotar la denuncia y anularse la cuestionada licitación, Villacorta renunció a su puesto de viceministro de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales el 23 de noviembre.
Por su parte, el 27 de noviembre la ministra Balbuena acudió a la comisión de Cultura del Congreso para responder a las irregularidades reportadas en la selección de la empresa.
Dos días después, las bancadas de Fuerza Popular y la Cédula Parlamentaria Aprista, aprobaron en el Pleno del Congreso un pedido de interpelación contra la entonces ministra por la anulada contratación irregular.
Balbuena, quien al conocer el pedido de interpelación aseguró que se sometería a lo que el Congreso decidiera, terminó presentando su carta de renuncia al cargo de ministra de Cultura, un día después, el 30 de marzo, evitando así ser interpelada.
El regreso
Contra todo pronóstico, la exministra Balbuena volvería a aparecer en la esfera pública en enero del 2019, esta vez como asesora del Despacho Presidencial de Martín Vizcarra. Su contrato con un sueldo de S/11.400 se dio por sus servicios de «consultora».
Su retorno iría más allá. Según Lima Gris, en paralelo a su trabajo como consultora, Patricia Balbuena fue designada Jefa de la Oficina de Cumplimiento de Gobierno e Innovación Sectorial de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) y, más adelante, miembro del Directorio de la Corporación Peruana de Aeropuertos y Aviación Comercial (CORPAC).
Lo llamativo de este último hecho es que cuando Balbuena llegó a CORPAC, el presidente del directorio de esta institución era el funcionario Jorge Apoloni Quispe, a quien Balbuena había nombrado Secretario General del Mincul durante su gestión.
Quispe, al igual que Balbuena, había renunciado tras el escándalo de corrupción desatado por la licitación irregular de noviembre del 2018, pero el 17 de enero del 2019, fue designado Presidente del Directorio de CORPAC.
Más adelante, Quispe y Balbuena volverían a “coincidir”, esta vez en el directorio de SEDAPAL, adonde el funcionario había llegado tras ser designado miembro de este directorio el 10 de julio del 2019. Dos meses después, el 26 de setiembre, Balbuena también pasaría a integrar este grupo.
Aunque el 23 de diciembre de ese mismo año, Jorge Apoloni Quispe renunció a ese cargo —hoy es Secretario General en Proinversión—, Balbuena mantiene su puesto hasta el día de hoy en paralelo a su trabajo como Viceministra de Prestaciones Sociales del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), departamento que tiene a su cargo los programas sociales Juntos, Foncodes, Pensión 65, Cuna Más, Qali Warma, PAIS y Contigo.
Y, por si fuera poco, este ministerio también acaba de contratar el 30 de marzo de este año a Lita Verástegui, la antes denunciada funcionaria que “coincidió” en otras instituciones junto a la exministra de Cultura. Esta vez, Verástegui ha sido designada como Jefa de la Unidad de Recursos Humanos en el Programa Pensión 65 del Midis. ¿Coincidencia? No lo sabemos.
Lo cierto es que hasta hace una semana, la exministra Balbuena decía no conocer a ‘Richard Swing’; sin embargo, tras revelarse que el artista visitó el Despacho Ministerial del Mincul durante su gestión, Balbuena reconoció en una entrevista reciente, que sí se reunió con él, pero solo porque el artista insistió demasiado.
«Mi secretaria me dijo que [‘Richard Swing’] había ido como 200 veces. Por su insistencia, le di la reunión», aseguró.
¿Cuántos ‘Richard Swing’ más habrá en las instituciones del Estado? ¿Y cuánto funcionarios seguirán tapándose los ojos para negar lo que ocurre frente a ellos? El caso de este polémico personaje debería levantar las alarmas en las propias instituciones del Estado y en la Controlaría de la República que ahora tendría que investigar, no solo la última gestión, sino a todos los funcionarios involucrados que durante estos años bailaron al ritmo del ‘Rey del Swing’.
* Con información de: Lima Gris, La República, Ojo Público.