EN AREQUIPA:

Nicolás Tito Mamani es un profesor que tuvo que dejar su trabajo para encausarse en una lucha por salvar la vida y el honor de su hijo, un joven aficionado a la música que estudiaba en el Instituto Superior Pedagógico de Arequipa. Cursaba el cuarto semestre de Educación y los fines de semana prestaba servicio militar voluntario no acuartelado, en el Cuartel de Tiabaya.

Tito Mamani denunció que su hijo, cabo del Ejército Peruano, fue torturado con electricidad y también habría sido abusado sexualmente en el cuartel donde presta servicio los fines de semana. Este padre contó cómo ocurrieron los hechos.

A un año de realizar el servicio, el jueves 28 de febrero, a las 7 de la noche, se fue al cuartel. “Realizó el servicio el 1 y 2 de marzo, y el 3 regresó a casa totalmente desconocido, confundido. No podía pronunciar bien las palabras, me hacía señas. Estaba muy nervioso, me contó que fue torturado con electricidad y que no podía hablar de eso”, contó angustiado el padre.

Al siguiente viernes va el padre, su hijo y otros dos familiares al cuartel para preguntar a los encargados sobre lo que pasó. Ahí, según declaraciones del padre, los recibe el técnico EP Luis Amanqui Quispe, quien es responsable de la unidad, llama al comandante EP Gastón Chirinos. Le respondieron que no saben nada y habrían acusado al joven de ser un mentiroso.

Los encargados del cuartel le programaron una cita para el lunes 11 de marzo, en el Hospital Regional Militar, para que pase por un examen psicológico. La profesional, a quién la familia del joven señala que lo atendió, es la psicóloga Carmen Núñez. Ella concluyó que el joven estaba grave, que tenía trastorno de actitudes y que debía ser evacuado a Lima los más inmediato posible.

“La psicóloga me dijo que ese mismo día iba ser trasladado, o a más tardar el martes. Yo pregunté a mi hijo si quería viajar y me dijo que sí. Pero he sido engañado vilmente, la psicóloga solo tramitó los documentos para impresionarme. Lo que en realidad hizo es dilatar el tiempo. Mi hijo se quedó hasta el 20 de marzo en Arequipa y después de 10 días recién querían mandarlo y ahí es cuando me niego a que se lo lleven. Hay oficios”, indicó el padre del soldado.

Ese 20 de marzo, en el hospital, se le acercó al papá un comandante del Ejército para asegurarle que su hijo ya no sería trasladado a Lima a petición de él. Pero un doctor llamó a una fiscal para hacer un acta de lo que estaba pasando. Se redactó hasta tres actas porque se equivocaba mucho. Luego Tito se retiró del hospital creyendo que su hijo se iba a quedar.