El mar Mediterráneo es una gran tumba de sueños de las personas que vienen de África a la rica Europa. Es un osario de ilusiones. Es una metáfora de la indiferencia del género humano con el sufrimiento de los demás. Una muestra de esta indolencia ha sido el caso de El Tarajal, en Ceuta -un enclave español en Marruecos. Un grupo de personas casi desesperadas para ingresar a territorio español desde tierras marroquíes tuvieron la idea de hacerlo por mar, a nado o como podían, muchos de ellos no sabían nadar pero así es la desesperación o cuando la opción a elegir es de cero. Desde las playas españolas les esperaban los disparos de la Guardia Civil, dicen para disuadirlos (dicen con balas de fogueo y balas de goma), y lo que lograron, en vez de auxilio, fue que se ahogaron. Sí, catorce personas con sueños e ilusiones, con familias, escapando de la guerra y de la pobreza encontraron la muerte en aguas españolas. El Ministro del Interior que reza desde que amanece hasta que anoche con rosario en mano, es miembro del Opus Dei, con un mínimo de empatía defendió y justificó la actuación retorcida de la guardia civil. ¿Dónde está el respeto a la dignidad humana que se lee en los libros de Derechos fundamentales en España?, ¿se prefiere cumplir con la ley antes que salvar una vida humana?, ¿Quién entiende la esquizofrenia de este Ministro? Bueno, aquí en España se puede entender, la ciudadanía está muy indiferente y más con el tema de inmigración, salvo honradísimas excepciones. El ministro sigue en el cargo y marcha muy orondo dando lecciones de moral – se parecen a muchos curas de la península que lo que alegan se contradicen con sus conductas. Recientemente en una reunión de ámbito europeo sobre inmigración este mismo ministro se oponía a que se brindase ayuda a las pateras (barcas) que salen de África a conquistar su sueño europeo ¿es esto posible? Sí, y lo dice sin ruborizarse. Son las lecciones de derechos humanos que día a día recibimos aquí en Europa.

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