Marco Antonio Panduro y “Apuntes perdidos”
El confinamiento y la necesidad de aislamiento social que ha impuesto la pandemia del coronavirus es, para algunos escritores, una buena tierra de cultivo, afirma el narrador loretano Marco Antonio Panduro-Gonzales. “Escribir, de alguna manera, es vivir en el confinamiento”.
En sus etapas de productividad literaria, los escritores pasan mucho tiempo confinados, pero también necesitan de un café, unas cervezas y de charlas. “Necesitan moverse y observar”, detalla Panduro-Gonzales, para describir la tensión del proceso creativo, con o sin pandemia.
Sin intenciones de romantizar el encierro, el autor asegura desde Loreto, una de las regiones que ha llevado la peor parte de la pandemia en lo que va del año: “La inamovilidad ha llegado a ser desalentadora”.
En su caso, sin embargo, los primeros meses de la emergencia y su incertidumbre coincidieron con el proceso final de Apuntes perdidos (Editorial Manofalsa, 2020), una ficción autobiográfica donde reconstruye, en términos literarios, la ciudad de Iquitos como escenario de su obra.
Para el mundo urbano costeño, Iquitos tiene una característica innegable de exotismo, admite Panduro-Gonzales. Y el saldo numérico del covid-19 en Loreto, en cuanto a contagios y fallecidos, refuerza algunos prejuicios respecto a su población.
Pero, “detrás de esa desobediencia casi suicida, que también se ha dado y se da en otras partes del Perú, ¿Lima no es la excepción?, hay una causa: la pobreza como catalizador de la anarquía y de un nulo interés ciudadano o empatía ciudadana”.
Apuntes perdidos “carga con la idea de lo periférico, lo marginal, aquello que no se encuentra en el centro de los reflectores, que no es llamado a ser canon”, señala, en el prólogo, el poeta mexicano Marco Antonio Murillo.
La marginalidad y la maraña de la selva citadina es una de las afirmaciones, pero también una de las contradicciones de este libro con fuerte dosis de imágenes poéticas, agrega, por su parte, Miguel Coletti, editor de Manofalsa.
La parte final de Apuntes perdidos se muestra al lector en el formato de una carta sin remitente ni destinatario, titulada –en clave descriptiva– ‘Iquitos, siglo XXI’.
“Pese a su brevedad, (esta carta) es un llamado de conciencia sobre el estancamiento y esa postración económica, social y educativa de un gran sector de la ciudad”, puntualiza el autor. En todo caso, es el sentir de una voz anónima pero consciente de su entorno. (Tomado de ANDINA).