Era octubre. Mes morado. 1996. La discoteca que reynaba en Iquitos era “El bamboleo”, ubicado en el malecón Tarapacá. Hasta que llegó el Noa Noa. El día de la inauguración todos los asistentes cantaban “vamos al Noa, Noa” como si quisieran imitar a Juan Gabriel no sólo con su voz sino con sus movimientos afeminados.
Quien animaba la fiesta era el mejor locutor de Iquitos: Franco Meléndez. Quien seleccionaba la música era el mejor DJ de Iquitos: Manfred Weisselberger, asistido por el talentoso Jorge Ique Baos. Quien estaba en la Caja era el mejor cajero de Iquitos: David del Aguila. Ahí estaban todos los mejores. Julio “El chino” Campos, era el administrador.
Desde el inicio captó la atención de la gentita. Y fue pionera en varias cosas. Una de ellas, por ejemplo, fue las notas sociales con las fotografías del momento con Leo Alván, que no sólo captaba las mejores escenas sino que hizo famosas palabras y frases inolvidables: “fuera de contexto”, es una de ellas.
Luego vinieron los reynados y coronaciones. Hasta un aniversario del diario se celebró en sus instalaciones y bailaron y gozaron personajes políticos que en otras circunstancias no hubieran ido a la pista de baile, como Efrocina Gonzáles, Moisés Panduro, Jorge Sánchez-Moreno.
Así se convirtió en referente. La gente llegaba desde cualquier parte del país y del extranjero y pedía ir al Noa. Los de la farándula, el periodismo, la política y todos. Raúl Vargas Vega tomó unos tragos en la barra, Guido Lommbardi presentó el libro de Jaime Vásquez Valcárcel, Pedro Salinas con tirantes y todo probó los tragos.
Gente del espectáculo internacional o se presentaban o llegaban después de actuar al Noa.
No es exagerado afirmar que un poco de la historia de Iquitos está en el Noa. Con sus chicas buenas y sus chicas malas, como dice la canción.
Veinte años han pasado y más que palabras lo que el Noa necesita es imágenes. Y aquí les mostramos algunas de ellas.