Uno de los debates públicos en esta parte de la península ibérica era la venta de armas a Arabia Saudí. No era o es un problema fácil de resolver porque el debate, como no, en España (o Perú) se polariza inmediatamente, mostrando así sociedades pocas proclives al debate, a la discusión donde se pueda escuchar al otro. Todos vociferan a la vez y no se escuchan. Pero detrás del debate político también había un debate de carga moral. Desgraciadamente, la cuestión no discurrió hacia estos senderos de la reflexión. No, el debate se encrespó como suele ocurrir por estas y otras tierras. Saltó la noticia que un periodista fue torturado y muerto en el consulado de Arabia Saudí en Estambul. Luego de una serie de excusas cada vez más inverosímiles se llegó a la conclusión que los empleados de ese consulado asesinaron al periodista que fustigaba con sus notas al gobierno saudí. La Unión Europea por voz de Ángela Merkel señaló que su país no vendería armas a Arabia Saudita hasta que se esclareciera el asesinato y pedía a sus socios que hicieron igual. El gobierno saudí negaba rotundamente el crimen. Así como Alemania, otros países de la Unión Europea habían firmado contratos de compraventa de armas con el gobierno saudí entre ellos España que es el tercer país que más vende armas a ese país. La oposición, las ONG y cierto sector del periodismo salieron en tromba para presionar al gobierno que paralizara la venta de armas por una cuestión de derechos humanos. Recordar que las armas que compra el gobierno saudí son para la guerra en Yemen, siendo acusado por Naciones Unidas, a Arabia Saudí, como el principal violador de derechos humanos. El contrato de venta de armas de parte de España hacía reactivar el trabajo en los desusados astilleros que andaban sin producir muchos años y generan puestos de trabajo, el representante sindical pedía públicamente por la televisión que no se resolviera el contrato ni paralizara la venta de armas porque ellos y sus familias serían los grandes perjudicados – el Alcalde la ciudad de Cádiz también de izquierdas en la misma tesitura que el representante sindical. No es un problema fácil por resolver, a menos, con la bulla existente en esos momentos. Finalmente, luego de ciertas titubeos e indecisiones, se resolvió que no se paralizara la venta de armas (este se hacía bajo ciertas condiciones) y se exigió que el gobierno saudí diera explicaciones sobre el presumible asesinato ¿Ha sido el problema bien resuelto?

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