¿Cómo hacerle entender a la gente que, cuando el alcalde, el presidente regional o nacional roba, le está metiendo la mano al bolsillo para robarle lo que tiene? Cómo tenemos un estado alejado a los intereses reales y efectivos al ciudadano, éste no se siente afectado por esa frase “roba, pero hace obra” que se ha puesto nuevamente en escena por la casi elección de Castañeda Lossio en Lima pero que se repite en cada región, provincia o distrito del país.
La gente en los últimos años ha crecido o mejorado su situación por su propio esfuerzo y gracias a una economía que ha priorizado o, mejor dicho, empujado su capacidad libre de entablar una relación comercial en sus sociedad. Desde el ambulante que esporádicamente trabaja, el (moto)taxista que se la busca o el profesional que ofrece sus servicios basados en una economía abierta, la población asume que si está bien es gracias a su esfuerzo.
Sólo acude a los servicios de Educación y salud (en cifras que se reducen sistemáticamente) del Estado para darse cuenta que este pedazo del enorme estado está podrido o no le brinda lo que considera que debería hacerlo. Por lo demás, para el ciudadano el Estado no existe, y si lo hace es para entorpecer su esfuerzo. Impuestos, reglas urbanas, Sunat, etc… Por eso si éste lo atiende con obras asume que no es parte de su bolsillo y por eso no le interesa que gran parte de eso se vaya a las cuentas de los corruptos.
No participa en una serie de organizaciones (políticas, sociales) que las mismas normas alientan para ejercer efectivo control sobre los gastos públicos. Por eso no le interesa que un corrupto gane las elecciones. Es más, algunos presumen que son corruptos y en vez de causar indignación, es un valor de valentía y simpatía ante su elector. Un “choro” en el Perú puede ser presidente y nadie se molesta. Sólo no podría serlo aún, un homosexual y coquero, pero quién sabe.
Claro, como normalmente una sociedad corroída también es abusada por sus ciudadanos, (cultura del pepe el vivo) entonces el corrupto es un falso líder que sólo tiene que tener carisma y grandilocuencia para ganar. Esa tarea de hacerle entender que en realidad todo lo que administran es nuestro y malgastarlo es arrebatar lo que podríamos tener en el bolsillo es una tarea titánica que no sólo la educación puede remontar.
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