Los dimes y diretes del mensaje a la nación dada por el hoy presidente peruano Martín Vizcarra, el sábado pasado, el 28 de julio exactamente, ha dado que hablar. Más aun, al tocar el tema de la reelección de los congresistas, de someterlo a un referéndum, y a su vez dando a entender que es el nuevo Poncio Pilatos peruano, lavándose las manos del juego político y dando al ciudadano peruano la capacidad de emitir su pensar, con su voto, mediante esta participación ciudadana que es el referéndum.

Recordemos que en la Constitución Política Peruana, en el artículo 31, para ser específicos, en su primer párrafo, se establece que los ciudadanos  tienen derecho a  participar en los asuntos públicos mediante referéndum. Este tipo de participación se da con una consulta al pueblo para pronunciarse sobre una pregunta que se le es formulada, y que puede ser propuesta por uno de los órganos del estado o por el propio pueblo mediante rogatoria de firmas, y que esto puede ser solicitado por un número de ciudadanos no menor al 10 por ciento del electorado nacional. Cabe recalcar que la solicitud será dirigida al JNE, y que la RENIEC estará a cargo de la verificación de las firmas y de la autenticación de los datos.

Con este mecanismo, el Presidente Vizcarra, busca que el estado gane nuevamente la confianza del pueblo, ya que últimamente, con los hechos suscitados, como el tema de los audios del CNM, del caso Odebrecht y otros más (que serían una larga lista) han generado desconfianza entre el ciudadano y el estado peruano (en sus gobernantes y representantes). Además que con esto se pretende buscar la llamada manifestación democrática, porque la democracia, que es constitucional, juega el papel político principal, ya que da al pueblo el poder de manifestar su conformidad ante un hecho suscito, brindándole facultades como el acceso al poder (misma facultad que utiliza para elegir a sus representantes en elecciones municipales, regionales y de elección nacional).

Además que, con ese mecanismo, el Presidente Peruano Vizcarra da a entender que busca una justa equitativa de poder en vista que en el Perú no existe ley que indique reelección alguna para alcaldes, gobernadores regionales y hasta para el presidente mismo.

No se niega que es un buen mecanismo para generar confianza con el pueblo, pero claramente con su mensaje a la nación dio a entender que se le debe dar al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios.