Miguel Angel Rojas Rios
Abogado
Magister en Gobierno y Políticas Publicas
rojasr.miguel@pucp.edu.pe

Una nueva crisis ataca nuestro país, por las indecisiones y malos manejos, tanto políticos como funcionales, del presidente Castillo. Quizá estas líneas para muchos están de más, puesto que abiertamente expresé mi oposición a verme “obligado” a elegir entre Keiko Fujimori o Pedro Castillo, por lo que terminé viciando mi voto, por considerar que es válido que un ciudadano, en su libertad y pleno derecho, sin la necesidad de ser insultado de tibio y conociendo las implicancias de hacerlo, asuma su responsabilidad ciudadana.

En este marco, es necesario ser conscientes y responsables sobre la decisión que tomamos y si nuestra elección no fue acertada, evidenciando la vulneración de nuestra institucionalidad, con ello la democracia y la nación en sí misma, es necesario levantar nuestra voz de protesta, encontrando los medios para hacerlo y ser conscientes que nos encontramos en una democracia representativa y el poder deviene de nosotros.

Resulta necesario tener en cuenta que, como ciudadanos tenemos la responsabilidad de evitar su fracaso del Estado y según Rainer Tezlaff, la noción de fracaso estatal es un asunto multidimensional a largo plazo, donde el colapso del Estado es el punto final de dicho proceso (ZAPATA, 2014). Al respecto, el internacionalista especializado en Estados Fallidos, Robert Rotberg, precisa que un Estado Fallido es aquel que no tiene la capacidad o la voluntad necesaria para desempeñar las funciones que son de su competencia.

 

Asimismo, Noah Chomsky precisa que, entre las cualidades características de los Estados Fallidos, está el no proteger a los ciudadanos de la violencia (donde encuadra no poder protegerlos del terrorismo o amenaza externa e incluso ser causantes de la misma violencia a través del terrorismo de Estado) o que quienes toman las decisiones otorgan la protección al ciudadano un interés menor en comparación al poder y a la riqueza a corto plazo de quienes ostentan el poder. (ZAPATA, 2014)

Considerando lo descrito, es posible advertir, por evidencia de diversos destapes periodísticos y del mismo accionar del señor Castillo que, en este gobierno – pese a ser elegido por más de la mitad de la población como la propuesta diferente – tiene las mismas taras de los gobiernos anteriores – incluso peores por la desfachatez de su accionar-, priorizando los intereses particulares, sobre todo de la agenda del entorno del presidente. Es por ello, que es imperante ejercer nuestra labor ciudadana.

Castillo, con este nuevo gabinete se aleja de los progresistas sin remordimiento alguno, pese a que ellos se hicieron de la vista gorda frente a hechos que atentan contra sus valores ideológicos, ya sea por lealtad al presidente, al cargo o a la estabilidad del país -eso no lo sabremos- y toma un rumbo gris, sin ideología -como dije siempre, Castillo no tiene ideología- porque es una repartija entre los extremos, que asegura la continuidad de Castillo en el cargo -como él dijo, tiene intención de terminar su mandato- y el retroceso en el impulso de las reformas que tanta falta nos hacen, como en educación, salud y política propiamente, toda vez que, si en algo coinciden los extremos en el conservadurismo con valores retrógrados de siglos pasados y la naturalización de la corrupción con parte del entendimiento coloquial de la burocracia.

Considero que los que nos comprometimos a ser vigilantes, ya sea por el voto nulo o por haber elegido a Castillo, en conjugación con los ciudadanos consientes y reales amantes de nuestro país, que buscamos que nuestras instituciones se fortalezcan por el bienestar general y la generación de valor público, debemos levantar nuestra voz de protesta, si salimos contra Merino, pues esta situación es peor, ahora ambos poderes del estado pueden jugar en pared en contra de las reformas que nos hacían y hacen falta. No es una lucha ideológica entre derecha o izquierda, es una lucha por la institucionalidad e impulso a las reformas, contra las mafias, los informales y contra reformas.

Bibliografía
ZAPATA,  John

2014    “LA TEORÍA DEL ESTADO FALLIDO: ENTRE APROXIMACIONES Y DISENSOS”. Revista de Relaciones Internacionales, Estrategia y Seguridad, vol. 9, núm. 1, enero-junio. Bogota: Colombia