El nombre oficial del 2019 fue designado por nuestro presidente Vizcarra como el año de la lucha contra la corrupción y la impunidad. Y la verdad, no tiene ni una pisca de lo que ha propuesto.

Desde acontecimientos que se han visto por blindarse y blindar a otros en temas de corrupción e impunidad… ahora toca vivirlo moralmente en este año

El domingo pasado, en el programa Panorama, se han destapado los bochornosos actos de nuestro moralmente Presidente de la República, ya que una de sus empresas sirvió de proveedora de la interoceánica sur, obra consorciada de la empresa Odebrecht. Es más, nuevamente el Estado Peruano, teniendo como cabeza al Presidente Martin Vizcarra, reinició acuerdos con la empresa ODEBRECHT, a pesar de los acontecimientos que lo prosigue  ¿Entonces moralmente llamar este año 2019 la lucha contra la corrupción e impunidad es correcta? ¿La corrupción no tiene que dejarse de lado? ¿No hay que combatirla para  erradicarla? ¿Dónde queda esa bandera que con alta gracia agitaba a los 4 vientos del Perú?

Lo más gracioso de todo esto, es que la vincha de la impunidad, por el que tanto alardeaban, aún sigue quedando de lado. El privilegio que tienen aún algunos ex presidentes del Perú, sigue en pie ¿Hasta cuándo, por ejemplo, extraditarán al “Cholo Sagrado” Alejandro Toledo? ¿Dónde quedarán los casos de investigación del ex presidente Pedro Pablo Kuczynski con las empresas consorciadas de ODEBRECHT? O más aún ¿Qué sucederá con los casos de la Tía Susana Villarán?… pasan días, y no se escucha noticia alguna de sus casos.

Por el contrario, ciertos líderes de oposición han estado sufriendo persecución – y eso sin haber llegado al poder- y pues ahora algunos de ellos se encuentran en cárcel solo por no prestarse al jueguito que se les han propuesto; o en todo caso, han renunciado a sus cargos por los hostigamientos que recibían – y algunos de la prensa que se presta a eso.

Si queremos realmente que el nombre oficial del año 2019 sea la verdadera bandera de lucha para el Perú se tiene que empezar por desarticular a aquellos abanderados que dicen usarla para bien a sabiendas que son esos mismos los que pregonan el mal.