LOS PORDIOSEROS DE LAS ÁNFORAS
En las esquinas de estas calles, donde no está prohibido botar basura, pueden proliferar pordioseros insospechados. Andrajosos, con sus latas extendidas y sus súplicas sobre caridades ajenas y limosnas puntuales, de aquí a poco, acabarían la mayoría de candidatos que hoy por hoy aspiran, solo aspiran, el poder. Falta bastante para la ley seca o la multa amenazante o los votos emitidos, pero es posible adivinar tan ingrato futuro para tantos postulantes a gobernar nuestros destinos con sus desatinos. Sucede que esos señores y señoras, en las entrevistas pertinentes, hablan de sus pobrezas franciscanas, de sus arcas vacías, de sus remendados bolsillos sin fondos que rigen sus vidas infortunadas.
Todos y todas, como si se hubieran puesto de acuerdo en algún tambo miserable, en una reunión donde no había no para el agua del grifo, se esmeran en demostrar que apenas tienen para la sal y que con escasos recursos, con pesetas que les regalan sus amigos y conocidos o simpatizantes y con sus mismos sueldos exiguos, ejecutan esas campañas tan tristes y anodinas. Campañas pobretonas, sin pintas, sin mermeleros, sin sobadores, sin publicidades radiales o televisivas. Nada que ver con años pasados donde cada campaña costaba una fortuna. Los tiempos cambian y se acabaron los antiguos financistas, los empresarios corruptores que hacían las bolsas billetudas, para después cobrar a manos llenas.
El dinero no va a venir solo y volando, pese a que en este país es una industria la falsificación de billetes. Es de suponer que los escuálidos candidatos, en su desesperación por el legítimo derecho de ganar, tendrán que realizar movidas arriesgadas para adquirir fondos. Tendrán que fiar en las bodegas de pan llevar, realizar parrilladas o cecinadas o gateadas. Pero como los ingresos no les alcanzarán, tendrán que empeñar sus bienes para prestar plata a voraces usureros. La clase política local así quebraría sin misericordia por falta del molido, del necesario financiamiento. Los mendigos entre las calles será lo único que quedará de estos pobres candidatos.
Los ricos de las anforas no se preocuparan por nada porque tienen el dinero de la boveda central,los dinero de todos los programa regionales,el canon,sobre canon y todo el dinero de los diezmos de las obras que cobran por lo bajo y ademas la pluma de Los periodistas y familiars sobrepagados por estos servicios.Los ricos de las anforas,señor articulista nunca tendrán que que empeñar nada ni endeudarse en las bodegas ni hacer parrilladas,solo tendrán que seguir comprando conciencias para seguir robando.
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