Los eternos perdedores

En este país de desconcertantes gentes puede ocurrir que un combativo gremio de maestros y maestras se vaya a la huelga cuando está  en debate la nueva ley magisterial. Pero hoy el Sutep inicia una jornada de lucha como ellos y ellas llaman a sus protestas,  donde el punto crucial es el eterno aumento del sueldo. Hay más cosas en esa plataforma, pero esa acción, por muy justa que sea en su reclamo mayor,  es por lo menos una pateadura al tablero. Y revela una tendencia hacia la intransigencia, a no escuchar al otro, a apostar por tener siempre la razón.  Los gobiernos que han pasado se han mostrado igual de cerrados, sectarios e intransigentes con los maestros (as). No hay caso entonces.

La cuestión magisterial, tema fundamental de cualquier sociedad, tema central en este país que tiene uno de los peores sistemas educativos del mundo, no se podrá resolver nunca en esos términos. No se podrá resolver jamás en el ejercitado y conocido diálogo de sordos, en ese  monólogo interior o exterior, donde el otro es visto como un oponente a derrotar.  Al peruano,  en general,  le cuesta sentarse a dialogar con el que no piensa como él. Le cuesta admitir que el otro puede tener también la razón.  Le ciega la urgencia de imponer su tesis, su religión, su partidarismo. El sectarismo empaña este país más de lo que se suele admitir. No hay acuerdos, mal que nos pese y así nos duela.

En la ya larga batalla entre maestros (as) y los oficialismos, que suelen conversar más y mejor con los que están de acuerdo con ellos, no hay ganadores. No puede haber vencedores, salvo alguna vanidad vocinglera que cree que triunfa. Pero si hay perdedores. Son las generaciones de estudiantes que no recibieron una educación  adecuada y solo fueron perdidos repetidores de fórmulas ajenas. Son los actuales estudiantes que ocupan los últimos lugares en comprensión de texto y de matemática. A ellos y ellos nadie les consulta si están de acuerdo con lo que hace el célebre gremio y los gobiernos.  En buena cuenta, son las víctimas del ejercicio de mutuas intransigencias de sus mayores.