Los cambios urgentes

LOS CAMBIOS URGENTES

En  cualquiera de los camiones destartalados, en alguna de las furgonetas ediles, en tal o cual carretilla, podrá ser amontonada el montón de basura de determinada calle o esquina o patio. Luego ese indeseable cargamento deberá ser arrojado en otro lugar, en el otro extremo, en la otra banda de la misma ciudad sucia. Pero si a alguien no le gusta la nueva ubicación, se tendrá que llevar a otra parte esa pesada carga. Y así se podrá seguir todo el santo día, todo el año, cambiando de lugar las porquerías, moviendo las miasmas,  actuando como los insectos rodadores de bolas, pero el grave inconveniente de la basura quedará vivito y coleando.  Lo anterior viene por su propio peso ante la peregrina propuesta de la candidata Yoli Gonzales de cambiar los burdeles de lugar.

Ella, convencida como casi todo el mundo  que es cierto aquello del mal necesario, derrotada de antemano por el meretricio, no le interesa atacar las causas de la prostitución, sino llevar a otra parte el vicio, alejar un poco a las foforojas. No faltaba más. Los burdeles deben irse más lejos. Un poco más allá, inclusive. Así los ciudadanos(nas) podemos dormir tranquilos.
Porque el oficio más antiguo del mundo se habrá  ido más lejos. Luego se podría hacer una fuerte campaña para que vayan a otra ciudad. Inclusive, se nombraría un comité de notables para que insistan que las prostitutas se marchen al extranjero.

Desde el punto de vista del cambio de lugar, no tenemos derecho a la derrota. Todos los problemas sociales tienen un grave inconveniente. Están  en otra parte. Mal ubicados,  pesimamente  posesionados. La solución está a la vuelta de la esquina. Es moverlos de sus sitios. Reubicarlos.   Eso mismo se puede hacer con tantas cosas. Los pobres, por ejemplo. No pueden seguir donde están. Deben irse a otra parte. Tienen que irse un poco más lejos. Podrían  ubicarse muy bien en la carretera, en la otra banda, a la vuelta del perejil.