Leer para crecer

Vamos a insistir así tengamos que quedarnos un poco disfónicos: tenemos que superar ese vergonzoso último índice de comprensión lectora porque sino el progreso será una quimera para todas las generaciones. Ya no es solo que somos últimos en la lectura sino que tampoco comprendemos la poca bibliografía que llega a nuestras manos. La pregunta fundamental es ¿cómo salimos de esta situación? Y es muy difícil encontrar una receta absoluta porque la complejidad del asunto va más allá del compromiso personal o institucional.

Lo primero sería elaborar un plan multidisciplinario y multisectorial en el que se señale claramente la tarea de cada una de las entidades que se comprometan a llevar adelante un sistema orgánico que eleve el nivel cultural en todos los sectores. Comenzando por el nivel inicial en los colegios. Es ahí donde debemos emprender un programa agresivo de lectura de tal modo que los infantes ingresen a la siguiente etapa de su vida con avidez para leer la mayor cantidad de libros. No solamente los que lleguen a sus manos sino que los busquen.

Y esa tarea no es difícil emprenderla. Basta con decidir enfrentar al problema de la lectura con inteligencia. Porque es lamentable que otras ciudades del país nos lleven la delantera en esta tarea. Uno recorre las ciudades del centro, sur, norte, Costa, Sierra del Perú y observa con cierta desazón que por lo menos tienen una biblioteca decorosa. Mientras que en la llamada ciudad principal de la Amazonía Peruana no solo cierran las pocas bibliotecas que tenemos sino que encargamos su administración a personal incompetente y con una falta total de idoneidad para promover el amor a la lectura. Ojalá se haga algo por la lectura y los lectores.

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